Y con ello el exterminio de esos
perros salvajes que andaban a sus anchas por el Monte Hacho.
Particularmente debemos felicitar a la Sociedad de Caza por
la eliminación de estos animales descontrolados y,
naturalmente también, a la Consejería de Sanidad que preparó
el permiso para que ese peligro, que se cernía, obre los que
iban por ahí, haya dejado de existir.
Según parece, ya quedaban, tan sólo, tres ejemplares, pero
que eran suficientes para causar el pánico, cuando atacaban,
y ya habían atacado a más de un viandante de los que pasaban
por la zona.
Esta jauría de perros salvajes, desde hacía algún tiempo, se
había asentado en la zona de Valdeaguas. Desde el primer
instante se detectó el peligro que suponían estos animales
totalmente descontrolados y la Consejería de Sanidad trató
de eliminar este peligro mediante una reducción selectiva,
al no haber resultado fructíferos otros métodos, como la
retención de estos animales. Los métodos que habían empleado
fueron totalmente ineficaces.
Los cazadores sí supieron como eliminarlos. Ellos, mejor que
nadie, conocen el daño que estos perros asilvestrados pueden
ocasionar a la caza, a los viandantes y a todo tipo de
ganado que se cruce en su camino.
No debemos olvidar que la zona en la que merodeaban estos
perros, es la que recorren a diario un buen número de
ceutíes, en sus paseos de cada día. El peligro, repito, era
claro.
La Consejería de Sanidad había intentado que estos animales
fueran reducidos, con otros métodos más suaves, y es que no
en balde podría haberse visto metida en un conflicto si,
cualquiera de esos “fantasmas protectores de todo” hubiera
querido dejarse ver. Pero ni los dardos anestesiantes, ni
los lazos o las jaulas trampa, que habían utilizado los
trabajadores de la Ciudad, dieron el resultado apetecido.
Con todos esos métodos que fueron ineficaces, únicamente se
había podido retener a una hembra que se trasladó a la sede
de la Asociación Protectora local en García Aldave. Lo que
hace falta es que cualquier día esa hembra no haya quedado
en libertad.
Todas las actuaciones de la Consejería de Sanidad estaban en
la más estricta ortodoxia y se recogía en la Orden de Veda,
que se había emitido en el último Consejo de Caza, sobre la
posibilidad de perros errantes:” La Consejería de Medio
Ambiente podrá autorizar batidas controladas en terrenos
sometidos a régimen de caza controlada”.
No hay más que hablar. Ya se sabía o se preveía que estos
perros errantes estaban por ahí o que en cualquier momento
podrían estar.
Pero, ahora mismo, la pregunta que nos hacemos nosotros y se
están haciendo otras muchas personas, y en especial aquellos
que de una forma u otra han sido atacados, es esta:” ¿De
donde han venido estos perros?”.
Hay una opinión que aunque me parece la más extendida es
poco fiable y que sostiene que:” Se trata de animales que
cuidaban algunas obras”.
¿De qué obras se trata?, porque aquí, simultáneamente no hay
700 obras que empiecen o concluyan a la vez, por lo que no
sería muy complicado averiguar de cual de ellas han salido.
La idea ha surgido con tan buena voluntad como con gran
desconocimiento de lo que hay.
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