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OPINIÓN - VIERNES, 9 DE ENERO DE 2009

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Buscando la seguridad
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Y con ello el exterminio de esos perros salvajes que andaban a sus anchas por el Monte Hacho.

Particularmente debemos felicitar a la Sociedad de Caza por la eliminación de estos animales descontrolados y, naturalmente también, a la Consejería de Sanidad que preparó el permiso para que ese peligro, que se cernía, obre los que iban por ahí, haya dejado de existir.

Según parece, ya quedaban, tan sólo, tres ejemplares, pero que eran suficientes para causar el pánico, cuando atacaban, y ya habían atacado a más de un viandante de los que pasaban por la zona.

Esta jauría de perros salvajes, desde hacía algún tiempo, se había asentado en la zona de Valdeaguas. Desde el primer instante se detectó el peligro que suponían estos animales totalmente descontrolados y la Consejería de Sanidad trató de eliminar este peligro mediante una reducción selectiva, al no haber resultado fructíferos otros métodos, como la retención de estos animales. Los métodos que habían empleado fueron totalmente ineficaces.

Los cazadores sí supieron como eliminarlos. Ellos, mejor que nadie, conocen el daño que estos perros asilvestrados pueden ocasionar a la caza, a los viandantes y a todo tipo de ganado que se cruce en su camino.

No debemos olvidar que la zona en la que merodeaban estos perros, es la que recorren a diario un buen número de ceutíes, en sus paseos de cada día. El peligro, repito, era claro.

La Consejería de Sanidad había intentado que estos animales fueran reducidos, con otros métodos más suaves, y es que no en balde podría haberse visto metida en un conflicto si, cualquiera de esos “fantasmas protectores de todo” hubiera querido dejarse ver. Pero ni los dardos anestesiantes, ni los lazos o las jaulas trampa, que habían utilizado los trabajadores de la Ciudad, dieron el resultado apetecido.

Con todos esos métodos que fueron ineficaces, únicamente se había podido retener a una hembra que se trasladó a la sede de la Asociación Protectora local en García Aldave. Lo que hace falta es que cualquier día esa hembra no haya quedado en libertad.

Todas las actuaciones de la Consejería de Sanidad estaban en la más estricta ortodoxia y se recogía en la Orden de Veda, que se había emitido en el último Consejo de Caza, sobre la posibilidad de perros errantes:” La Consejería de Medio Ambiente podrá autorizar batidas controladas en terrenos sometidos a régimen de caza controlada”.

No hay más que hablar. Ya se sabía o se preveía que estos perros errantes estaban por ahí o que en cualquier momento podrían estar.

Pero, ahora mismo, la pregunta que nos hacemos nosotros y se están haciendo otras muchas personas, y en especial aquellos que de una forma u otra han sido atacados, es esta:” ¿De donde han venido estos perros?”.

Hay una opinión que aunque me parece la más extendida es poco fiable y que sostiene que:” Se trata de animales que cuidaban algunas obras”.

¿De qué obras se trata?, porque aquí, simultáneamente no hay 700 obras que empiecen o concluyan a la vez, por lo que no sería muy complicado averiguar de cual de ellas han salido. La idea ha surgido con tan buena voluntad como con gran desconocimiento de lo que hay.
 

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