Unos 18.000 estudiantes, desde Infantil a bachillerato, se
incorporan mañana a clase después de veinte días de
vacaciones. Pero volver a ponerse las pilas no es tarea
fácil y es habitual cierta apatía e incluso algunas
molestias físicas como dolor de cabeza, aunque tras el un
periodo de adaptación, que según los expertos no llega a los
tres días, todo debe volver a la normalidad. De persistir el
malestar, se aconseja acudir al médico de cabecera y de ahí,
a un especialista. Hoy jueves unos dieciocho mil estudiantes
melillenses, de los distintos ciclos y niveles educativos,
se incorporaron a clase tras el periodo de Navidad.
Hoy jueves unos dieciocho mil estudiantes melillenses, de
los distintos ciclos y niveles educativos, se incorporaron a
clase tras el periodo vacacional de Navidad que se inició el
19 de diciembre. Atrás quedan veinte días de asueto y
diversión en los que han primado los juegos, la televisión y
el levantarse tarde.
Por ese motivo volver a la rutina diaria no es fácil. Los
expertos apuntan que no existe la llamada depresión
postvacacional y que más bien se trata de una "semidepresión"
que se caracteriza por un sentimiento de tristeza, falta de
sueño y ansiedad, que precisa de un periodo de adaptación.
La Sociedad Española de Medicina de la Familia y Comunitaria
insiste en que: "No es una enfermedad y que las molestias
deben asumirse como propias de un cambio de rutina".
Por su parte el madrileño doctor Joaquín Outón Ruiz,
licenciado en Medicina y Cirugía, apunta que el denominado
síndrome postvacacional es un cuadro que "podríamos definir
como de desadaptación, con algunos puntos en común con la
depresión leve, manifestándose con numerosos y variados
síntomas como hastío, inapetencia, desinterés, cansancio,
cefaleas, insomnio, dolores musculares, malestar general,
cambios de humor, reactivación o agudización de enfermedades
que estaban latentes, etc. Estos síntomas, aunque pasajeros
por lo general, no requieren ningún tratamiento, ya que
suelen desaparecer por sí solos, pero a veces si se
perpetúan en el tiempo y no conseguimos recuperar nuestro
ritmo habitual, pueden conducirnos con facilidad a un cuadro
depresivo".
La postura del también diplomado en Puericultura, coincide
con la de otros muchos expertos, en especial psicólogos, que
manifiestan que todos los seres vivos necesitan un período
de adaptación a los cambios y "estar apático después de un
período de descanso forma parte de ello. Si esta sensación
se prolonga más de dos semanas puede tratarse de algo más
serio". María Ángeles Chavarría, máster en Psicopedagogía y
gestión familiar y profesora apunta que "la adaptación no
debería durar más de un par de días; a lo sumo, una semana y
esto ya es demasiado".
En cualquier caso, exista o no la llamada depresión
postvacacional, lo cierto es que no pocos al retornar mañana
a clase, lo primero que harán fue mirar el calendario y
comprobar que quedan 82 días para las ansiadas vacaciones de
Semana Santa en las que volver a practicar eso tan poco sano
pero apetecible como el "tumbing".
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