De nuevo estoy con Vds.,
apreciados e hipotéticos lectores, en este nuevo año que
tiene connotaciones de delantero centro, por el nueve, y que
viene cargado con tantos problemas, de toda índole, que ya
no puede dejar de ser un año entrañable para todos.
Dejamos atrás un año nefasto por diversos asuntos, sobretodo
el económico unido al laboral, y una guerra más que se suma
a las existentes. Un año en que el “bolo” ha corrida más de
la cuenta y en el que la humanidad sufre un fuerte vuelco en
su orden natural.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, el presidente
del Gobierno ha conseguido domeñar a su contrario en la
oposición. Los cambios en el sistema nacional de
financiación son fundamentales para el desarrollo económico
del país y ello pone sobre el tapete la cuestión de la ética
autonómica al administrar su propia economía.
La insistencia de Mariano Rajoy, o la cúpula pepera, en su
sistemática oposición a cualquier avance gubernamental no
significa lo que el propio Mariano quiere significar. Es,
simple y llanamente, un odio visceral, que a nada bueno
conduce, hacia la persona del socialista. Rajoy viene
demostrando que, con sus palabras y hechos, no hace
absolutamente nada por el país, no lucha por que España
alcance un bienestar total jamás logrado.
Vamos a dejar, de momento, esa manía persecutoria de Mariano
Rajoy y centrémonos en lo que fue el año pasado y lo que
será el de ahora.
Sociedad: los maltratos seguirán en línea ascendente desde
que se concentró la resolución de estos hechos en leyes,
normas y sentencias. No ha habido alumnos que aprendieran
las nuevas directrices de la sociedad contemporánea (No
estudiaron lo de Ciudadanía). Los protagonistas de la prensa
y televisión basura no tienen cabida aquí.
Economía: siguen los desahucios derivados de la explosión de
la burbuja inmobiliaria, inflada con codicia desmedida, y
con ello paga justos por pecadores. Las nuevas guerras
enlosarán aún más la economía mundial.
Laboral: las oficinas de empleo siguen saturadas y más que
lo estarán durante este recién estrenado año. Sin vías de
solución a corto plazo, los ERE’s seguirán incrementándose y
los bancos seguirán sin poder cobrar los recibos de las
hipotecas y otros préstamos. Algunos bancos seguirán
cebándose de inocentes incautos.
Política: los socialistas ganarán en Euzkadi; clamorosos
éxitos del Gobierno a nivel nacional e internacional, con la
aparición de una nueva figura estelar en el escenario
político nacional. Obama se hará muy amigo de España.
Cultura: más de lo mismo, sin cambios aparentes en el
panorama. Algún que otro escritor saldrá rodeado de
laureles, pero no mucho.
Deportes: el Barça será campeón de Liga, de Copa y de
Champions; el Ceuta seguirá en el tobogán de la indiferencia
y el Madrid entra de lleno en su época de vacas flacas.
Fernando Alonso no ganará este año su Mundial, como mucho
quedará segundo.
Bueno, todo lo de arriba no es más que una sarta de
tonterías. No tengo dotes de tarotólogo ni dramaturgo –soy
incapaz de escribir un drama sostenible- y si algo de lo que
escribo acierta de lleno sólo podemos darle la clasificación
de “pura coincidencia” y nada más.
Como este es el primer artículo del año que redacto, deberán
comprender que lo hago aún con cierta pereza. Estos catorce
días de vacaciones me han relajado tanto que ya no me enerva
las desmañadas reacciones políticas de los peperos.
|