La financiación de las comunidades
autónomas ha girado y va a seguir haciéndolo, según ha
asegurado hasta ahora el Gobierno de Rodríguez Zapatero, en
torno a un concepto fundamental recogido en la Constitución
Española: el de solidaridad. Su objetivo es, por tanto,
velar por el establecimiento de un equilibrio económico
adecuado y justo entre las diversas partes del territorio.
En la actualidad conviven en España dos modelos de
financiación regional: el foral, que se aplica a Euskadi y a
la Comunidad Foral de Navarra, y el régimen común, que
regula el resto de comunidades españolas con los casos
especiales de la Comunidad Autónoma Canaria y las ciudades
de Ceuta y Melilla, que en cualquiera de los casos son
miembros de pleno derecho del mismo. A su libre albedrío,
como no podía ser de otra manera, el presidente Zapatero ha
establecido una ronde contacto con los presidentes
autonómicos con cierta lógica de mayor a menor que tampoco
ha seguido de una forma estricta. Las reuniones con los
representantes autonómicos se abrieron el 20 de diciembre
con el catalán, José Montilla, y el de Andalucía, Manuel
Chaves, cuyos nuevos estatutos de autonomía marcan plazos y
condiciones para un nuevo sistema de financiación. Dos días
más tarde, fue llamada la presidenta madrileña, Esperanza
Aguirre. Al día siguiente, el gallego, el extremeño y el
asturiano. Antes de Navidad Zapatero llamó al valenciano,
Francisco Camps. Anteayer siguieron las negociaciones con
los mandatarios de Castilla y León, Aragón, Murcia, y
Castilla-La Mancha. Ayer, los de Cantabria, La Rioja, y
Canarias. Hoy pasará por La Moncloa el presidente balear,
Francesc Antich. Sólo faltarán, por tanto, los de Ceuta y
Melilla. El Ejecutivo ceutí tiene toda la razón al decir que
la llamada a Vivas e Imbroda no es sólo justa, sino
necesaria. Y no sólo por el asunto del que se trate o por el
nivel de concreción sobre los números de la financiación que
se puede establecer en ella. Se trata de una cuestión de
forma y de fondo, de no establecer distingos inaceptables y
muy fácilmente malinterpretables.
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