La tarde-noche del lunes, 5 de enero, es propiedad de los
niños. Lo creen todos los pequeños y como la Casa de Ceuta
en Barcelona no quería ser menos en cuanto a volcarse por
desarrollar esas ilusiones a su grado máximo, organizó un
evento que conllevó la alegría plena y la ilusión cumplida a
los hijos, nietos y demás familiares de los socios.
La tarde-noche del lunes pasado fue exclusivamente propiedad
de los niños. Los niños tienen, con toda razón, todo el
derecho de concentrar en ellos la atención de todo el mundo
adulto. Una tarde-noche predispuesta efectivamente para que
los pequeños vean cumplidas sus ilusiones en forma de
juguetes. Es en los niños en que el juguete es un concepto
imprescindible y en el que toma su máximo valor en el
contexto del desarrollo humano. La función del juguete en
los niños es la de apoyar el desarrollo de múltiples
aspectos de éste, tanto el físico como el psicológico. Es a
través del juguete que los niños exploran, descubren,
aprenden e interactúan con múltiples objetos y problemas que
forman una parte importante de su adecuado desarrollo como
individuos.
Por ello, la festividad de los Reyes Magos es una
celebración específica para ellos y la víspera muestra la
llegada de los mismos ante los inocentes ojos de cientos de
miles de niños que miran embelesado las figuras de los magos
con la ilusión retratadas en sus pupilas.
La tradición más difundida cuenta que vinieron de Oriente,
en número de tres, y que iban guiándose por una estrella
(celebérrimamente conocida como La estrella de Belén) que
les condujo hasta Belén. Allí buscaron al Niño Jesús recién
nacido y le adoraron, ofreciéndole oro (representando su
naturaleza real, como presente conferido a los reyes),
incienso (que representa su naturaleza divina, empleado en
el culto en los altares de Dios) y mirra (un compuesto
embalsamador para los muertos, representando el sufrimiento
y muerte futura de Jesús).
Antes de llegar, encontraron al rey Herodes el Grande en la
ciudad de Jerusalén, quien astutamente les conminó a que, de
regreso, hablaran con él para darle noticia del sitio exacto
donde se encontraba dicho niño; y, así, poder ir él también
a adorarle.
|