Mientras la comunidad islámica de Ceuta celebra hoy la
festividad de Achura, conocida popularmente como la de los
‘reyes musulmanes’ y que coincide con el décimo día del mes
de Moharram, haciendo regalos a los más pequeños, cumpliendo
con el tercer pilar del Islam (la limosna) y visitando el
cementerio en Kerbala (Irak) cientos de miles de chiíes
vestidos de negro se congregan azotándose las espaldas con
cadenas para conmemorar el martirio del nieto del profeta
Mahoma.
La celebración del día de Achura, décimo del mes de Moharram,
primero del año islámico, no tiene nada que ver en los
fieles chíies y en los suníes como en Ceuta.
Si en la ciudad autónoma la jornada viene marcada por la
compra de regalos para los más pequeños, el cumplimiento del
tercer pilar del Islam (la limosna o zakat) y la visita a
los cementerios, en el mundo chií la celebración se inició
hace diez días para conmemorar el trágico final de Hussein,
nieto del profeta Mahoma, hijo de Alí, el fundador del
chiísmo que murió en el año 680 a manos de las tropas del
califato sunita de los Omeyas, durante una batalla en el
desierto de Kerbala (Irak).
Los chiíes son aproximadamente, según la Fundación
Pluralismo y Convivencia, el 12% de los seguidores del Islam
en el mundo y se caracterizan por estimar que los únicos
dirigentes legítimos de la comunidad musulmana fueron los
parientes y descendientes directos del profeta Muhammad a
través de su hija Fátima, casada con Alí, cuarto califa del
Islam. Los chiíes consideran a Alí y a sus descendientes,
denominados imames o imanes (con muchas mayores
prerrogativas que sus homónimos entre los suníes),
revestidos de una santidad particular.
Dentro de los chiíes se distinguen tres grupos, según su
creencia en un número diferente de imames. Los chiíes, a
diferencia de lo que ocurre en los países suníes, cuentan
con una especie de clero, integrado por los molás y los
ayatolás, que en Irán forman una compleja jerarquía
religiosa, también con prerrogativas políticas.
En España hay un número pequeño de seguidores del Islam chií,
aunque en crecimiento como consecuencia de la inmigración
desde países con población chií como Pakistán. Eso explica
que en ciudades como Barcelona se haya comenzado a celebrar
fiestas propiamente chiíes como la de la achura; en todo
caso en España es el Islam suní el inmensamente mayoritario.
La limosna
En este día los musulmanes ceutíes aprovechan para declarar
sus riquezas a partir de una cuantía mínima de 8.000 euros y
entregar a los más pobres una limosna, tercer pilar del
Islam, por una cuantía equivalente al 2,5 por ciento de las
posesiones que no se hayan utilizado durante los últimos
doce meses. Este último gesto está establecido por el Corán,
Sunna y Hadiz, y todos los fieles islámicos están obligados
a cumplir con ella. Las finalidades de la limosna son, según
la doctrina musulmana, limitar la acumulación de riquezas,
purificar el alma de la avaricia y la codicia, ayudar a los
pobres y necesitados, crear espíritu de comunidad y ayudar a
la creación de obras de utilidad pública como escuelas u
hospitales.
Los beneficiarios de la limosna son, en primer lugar, las
personas incapaces de asegurar su subsistencia. La limosna
puede hacerse en dinero y en especie: no sólo las rentas
económicas son computables, sino también el ganado, las
mercancías, los minerales extraídos, los frutos y los
cereales.
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