A las cinco de la tarde el incesante bramar de la sirena del
barco que traía a los Reyes Magos de Oriente sublevó los
ánimos de las cientos de personas, en su mayoría niños, que
esperaban la llegada de los regios invitados en la nueva
Estación Marítima. El recinto se vistió de gala para la
ocasión: adornos navideños, luces multicolores y un
gigantesco árbol daban la bienvenida a los Magos de Oriente.
Los Reyes fueron recibidos en el interior de la Estación
Marítima por el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José
Imbroda, que les dio las gracias por volver un año más a
Melilla y repartir alegría y felicidad entre sus gentes.
Acto seguido, los invitados se acercaron a los cientos de
niños que los llamaban a voz en grito. Los Reyes, que se
despidieron bajo una lluvia de confetis, precisaron de la
custodia de la Policía Local y Nacional para abandonar el
recinto en sus coches oficiales. A su salida, repartieron
besos, abrazos y caramelos, y no les importó que más de uno
le tirase de las regias barbas para recibir algo de
atención.
Desde primeras horas de la tarde la nueva Estación Marítima
fue tomada por decenas de melillenses de todas las edades.
Visitando el Hostipal
Como cada año, sus majestades los Reyes Magos de Oriente se
acercaron hasta el Hospital Comarcal para llevar algo de
alegría a los niños ingresados y para demostrarles que nadie
se ha olvidado de ellos. Los regios invitados llegaron al
Comarcal sobre las seis menos cuarto de la tarde, donde les
esperaba un importante grupo de pequeños. Acto seguido,
acompañados por el director territorial de Ingesa, Augusto
Hoyo, y de los responsables del centro hospitalario,
iniciaron su recorrido por las distintas plantas del centro,
para entregar regalos a los 14 niños hospitalizados.
El recorrido se inició con los 7 niños atendidos en
Pediatría, para continuar por los 4 de Neonatología, un
pequeño en Traumatología y dos en UCI. Los Reyes, que en
todo momento desplegaron cariño y simpatía, recibieron en
compensación la sonrisa mágica de estos pequeños héroes,
niños que por unos momentos olvidaron el dolor y la
enfermedad, para disfrutar con fuerza de esta entrañable
visita.
Posteriormente los Reyes se dirigieron a una de las salas
del Centro Hospitalario, donde un centenar de niños,
acompañados por sus padres, les recibieron con vítores y
aplausos. Después, algunos incluso empujando al que le
precedía en la cola, se auparon a las rodillas de los Reyes
para poder saludarles.
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