Un año y medio después de tomar
posesión de sus cargos y con el ecuador de la legislatura en
un horizonte ya muy cercano, los miembros del Ejecutivo de
Juan Vivas y el propio presidente como máximo responsable de
su gestión pueden sentirse satisfechos, sin relajarse por
ello, del trabajo desarrollado en sus diferentes áreas.
Analizado en términos globales, el programa electoral con el
que el Partido Popular mereció la confianza de la ciudadanía
de la ciudad autónoma para seguir en la Asamblea al frente
de la Administración local puede darse por ejecutado o en
trámites razonablemente avanzados de ejecución en un 60%.
La relación, pues, entre el tiempo disponible transcurrido
para cumplir sus promesas y el número de ellas que se han
logrado es muy favorable al Gobierno de Juan Vivas, que si
bien es verdad que para conseguirlo ha contado en muchas
ocasiones con el respaldo de la Administración General del
Estado también es cierto que mantiene muchos grandes
proyectos paralizados por la burocracia intrínseca a las
relaciones entre instituciones.
El Gobierno ceutí ha sentado las bases para que este año se
hagan realidad grandes proyectos como el de la
rehabilitación del cuartel del 54, para la ejecución del
denominado Plan Aparca o para el sellado del vertedero de
Santa Catalina, promesas que se puede dar por seguro que se
harán realidad antes de las próximas elecciones autonómicas.
Igualmente garantizada parece, pese a los antecedentes, la
conclusión de las obras de la Manzana del Revellín.
Más etéreo se perfila el cumplimiento de la promesa de
reformar el Estatuto de Autonomía, de elaborar de una forma
definitiva la Relación de Puestos de Trabajo de la Ciudad o
de entrar en la Unión Aduanera, un asunto que el PP se
comprometió a estudiar a fondo. Su ventaja es que, con el
trabajo realizado, merece la confianza de los ceutíes en el
que aún puede acometer de aquí a dentro de 30 meses.
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