Es, o al menos era, una noche de
ilusión, de espera de un regalo que, “como venido del
cielo”, encontrábamos por la mañana al despertarnos. En mi
tierra venían los Reyes atravesando la sierra, con lo que
los años que había mucha nieve “tenían más dificultades para
llegar”, a Ceuta, me supongo, vendrían por mar, con lo que
el levante, en más de una ocasión “rompería la ilusión de
algún niño.
Ahora ha sido trasplantada esta situación, corrientes
europeas y americanas han tirado de nuestra noche de Reyes a
la noche de Papá Noel. No me convence, ni me va a convencer
nunca esa corriente foránea que, como si se tratara de un
elemento más del mundo progre, tergiversa nuestras
costumbres.
En estos momentos, tras haber sobrepasado las épocas de
“falsa opulencia” y cuando volvemos al mundo de la recesión,
recordamos especialmente esa noche de Reyes.
Era en época en la que España estaba en la etapa del
subdesarrollo, sin ayuda americana para salir del atolladero
en el que estábamos metidos, por la ruina de una Guerra
Civil que nos había hecho pobres de verdad.
Sin embargo, lo poco, casi nada, que había se administraba
magistralmente, con lo que podían llegar algunos minutos de
alegría, en aquellos años de nuestra niñez.
Nuestros Reyes, los míos al menos, siempre fueron pobres.
Unos cuantos caramelos, si acaso unos zapatos o un jersey de
algodón, algún año y poco más.
Pero ¡¡Qué buenos sabían aquellos caramelos!! ¡¡Qué elegante
era aquel jersey de algodón!!, y cuanto mirábamos los
juguetes, los pocos juguetes que habían recibido otros
niños.
Nada nos importaba que a un amigo le hubiera traído los
Reyes una bicicleta, en otra ocasión nos la traerían a
nosotros, porque este año habían llegado con lo que podían,
y no era poco.
Naturalmente, en aquellos años, no estábamos bombardeados
por la televisión, el bombardeo había sido más duro en la
Guerra Civil y más tarde en la Segunda Guerra Mundial. Por
eso, porque las “bombas” no llegaban a nuestros ojos,
tampoco era mucho lo que pedíamos y con lo que llegaba nos
teníamos que conformar.
Hoy la cosa es diferente, ahora si es poco el Papá Noel, que
se deja ver en casi todas las casas, también llegan los
Reyes Magos, porque buen cuidado tienen El Corte Inglés y
todos los grandes establecimientos en meter por los ojos
unos productos que, mirándolo bien, son atractivos a todos,
a niños y a mayores, con lo que al llegar el día 7 de enero
comienza la etapa de hacer más uso del AVECREM y las
ensaladas que sirven primero para “bajar kilos” y luego para
recuperarse de los despilfarros de estos días.
Ahora mismo, ya a pocas horas de la noche de Reyes, lo
ilógico sería que cualquiera de ellos Melchor, Gaspar o
Baltasar se acercaran a mi casa.
Realmente creo que los Reyes Magos nunca tuvieron mi
dirección, porque siempre hubo alguien que se había
adelantado a mandar la suya. ¡¡Qué despilfarros!!.
Y todos estamos protegiendo esos despilfarros, prueba de
ello es que desde el pasado día 20 de diciembre, si hay
alguien que utiliza el término crisis es con la boca chica.
Parece que durante estos días ese es un término tabú, como
lo había sido meses atrás para el Gobierno.
Con crisis o sin ella los Reyes llegarán el lunes por la
noche, ¡ojalá que traigan lo que se les ha pedido!.
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