El presidente de la Ciudad valoró
ayer en términos positivos, dando su confianza al Gobierno
central del PSOE, el documento que a principios de esta
semana le hizo llegar sobre su propuesta para cerrar el
nuevo sistema de financiación autonómica. Lo hizo, una vez
más, alejado del partidismo y limitándose a velar por los
intereses de los ceutíes, a quienes representa con
independencia de su color político.
Sus manifestaciones, que llegan antes incluso de haber sido
citado por Zapatero, algo que debe suceder sin excusa, son
la mejor prueba de la disposición de la Administración ceutí
para llegar a un acuerdo con el Estado que permita no sólo
paliar el déficit que, como está de sobra probado, asume año
tras año en la prestación de servicios transferidos sin la
suficiente correspondencia económica, sino también para
contribuir a equiparar el nivel de vida de los ceutíes y de
los servicios públicos que estos reciben a los de cualquier
otro español, con independencia del lugar donde residan.
Su opinión está fundada, a la espera de que se traduzca en
números, en los compromisos establecidos por el Gobierno
central en el documento. El Ejecutivo de Zapatero ha dicho
que el nuevo sistema de financiación autonómica girará en
torno a cuatro ejes: el incremento de la equidad y la
suficiencia en la financiación del conjunto de las
competencias transferidas a las CCAA; el refuerzo de las
prestaciones del Estado del bienestar; el aumento de la
autonomía financiera y la corresponsabilidad fiscal de las
CCAA y la mejora de la dinámica y la estabilidad del sistema
y de su capacidad de ajuste a las necesidades de los
ciudadanos.
Son muy buenos principios tanto para la ciudad autónoma de
Ceuta como para cualquier otra comunidad que no sólo se
sienta responsable de su territorio, sino también del
destino del país en su conjunto y de quienes en él viven.
Todas las comunidades y el Gobierno central deben rematar
ahora un trabajo que parte de buenos mimbres.
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