No es un problema aislado. Existen multitud de edificaciones
en Ceuta donde pernoctan los inmigrantes. En algunos casos,
los daños colaterales son pocos, pero en Villajovita, ha
obligado al presidente de la Asociación de Vecinos a
levantar la voz y a aclarar que una anciana que vive anexa a
esta parcela ha sufrido robos de ropa, calzado y bombona de
butano durante los últimos meses. La Ciudad lo sabe y
anuncia que tomará medidas, pero con cautela, ya que se
trata de un lugar privado.
Es inconcebible que haya personas capaces de vivir bajo el
techo de una casa en ruina que expele un holor insoportable.
Un grupo de inmigrantes pernocta casi a diario en los bajos
de un edificio derruido. Una valla tirada y que contiene
información del peligro que supone pasar al recinto, limita
la calle conocida como la Cuesta del Loro con esta casa baja
en ruina. Ya dentro, una serie de boquetes, verjas,
matorrales y piedras quedan esparcidos sobre el terreno.
Nadie sabe nada de su propietario. Alfonso Ros, presidente
de la Asociación de Vecinos llama al portal de enfrente, el
vecino puede saber algo, pero no está. Debajo de la
techumbre de la casa en ruinas se apilan camas, elementos
propios de una vivienda, pero antiguos y sobre una penumbra
y un olor que invitan a marcharse.
Esta casa era el número 15 de la Cuesta del Loro -había un
hombre mayor en el barrio que siempre iba con su loro-. Al
lado viven una anciana y su hijo. “Se han llevado ropa,
zapatos y hasta una bombona de butano llena”, repite en
varias ocasiones. Cuando la anciana se dispone a mostrar el
paso de los inmigrantes por la cocina, su hijo le dice que
no conviene dar pistas de cómo robar, ya que es por detrás
de las viviendas por donde se producen los asaltos.
Alfonso Ros, el portavoz vecinal, asegura que han mostrado
fotos a Gregorio García Castañeda -viceconsejero de
Equipamientos Urbanos-, pero que no han recibido más señales
a partir de entonces. “Lo único que sabemos es que un
técnico nos dio la razón, pero no nos dijo cuándo iban a
desmontar este tinglado”, comenta Ros.
En la otra parte, García Castañeda, aludido por estas
declaraciones, ofreció su versión. “Se trata de una casa
privada, que tenemos que reparar, pero primero hay que
esperar a todo el procedimiento administrativo. No podemos
entrar en un lugar privado cuando nos apetezca”, explicó.
“No es un caso aislado, hay muchos solares llenos de basura
y nosotros procedemos en consecuencia; cuando nos dictaminan
ya vemos cómo hay que actuar y entramos”.
Reivindicaciones
Los vecinos también mostraron sus inquietudes en otros
aspectos de la barriada. Principalmente les preocupa la
estrecha calle de Ruiz de Alarcón, desde donde se desemboca
a través de una angosta escalera a la calle Padre Feijoo.
“Es una zona sin iluminación”, reveló Ros. Además, esta
calle impide la ágil evacuación del agua desde que se colocó
la nueva pavimentación. La vecina del también número 11
comentó: “Desde que pusieron el suelo nuevo el agua se queda
estancada en la acera y se cuela la humedad por la pared, yo
siento más el frío desde entonces”.
Ros aseguró, después de caminar por la Cuesta del Loro y
Tirso de Molina, que Villajovita es “la barriada más oscura
de toda Ceuta”. Y con respecto al plan de inversión en
barriadas, dijo, “estaría bien que parte de la luminaria se
colocara aquí”.
Posteriormente, Ros lamenta ver la terminación de la calle
Zorrilla, con una rampa de barro y con basura acumulada.
“José María de Parada es la calle paralela, tiene la misma
terminación pero sí está pavimentada”. Otra señora aparece
desde el pasaje Benavente y se dirige hasta la vaguada que
conecta con Loma del Pez. “Por aquí se van hacia abajo los
ladrones y es imposible cogerlos. Además, esto está lleno de
gatos y basura, deberían limpiarlo”.
Al final del recorrido, llama la atención un cable de
telefónica que pende en diagonal, ya a demasiada poco
altura, desde Calderón de la Barca hasta Genaro Lucas.
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