Un inmigrante de origen subsahariano murió durante la
madrugada de Nochevieja cuando intentaba pasar a Melilla con
un grupo de otros ochenta compatriotas, presuntamente por
disparos de la Policía marroquí en el momento de impedir que
llegaran a la ciudad española, según informaron fuentes
policiales y recogía la agencia Map. Los hechos ocurrieron
en el pueblo de Iyasinen, en territorio magrebí, cerca del
puesto fronterizo de Farhana.
Sin embargo, tanto las fuerzas de seguridad marroquíes como
españolas estaban sobre aviso ya que se ha convertido en
habitual que los inmigrantes quieran aprovechar jornadas
especiales como Nochebuena o Nochevieja para realizar
intentos de entrada masiva a Melilla.
La noche del 25 de diciembre ya fue abortado un intento de
medio centenar de inmigrantes, por parte de las fuerzas
policiales marroquíes, que repelieron a los indocumentados
antes incluso de que tocaran la doble valla de 6 metros de
altura que separa el reino alauí de la ciudad autónoma.
La madrugada del 31, en cambio, las consecuencias del
intento de entrada fueron más trágicas, ya que las fuerzas
policiales realizaron "disparos disuasorios" para frenar a
más de 80 inmigrantes subsaharianos que pretendían cruzar
irregularmente la frontera, ya que uno de ellos resultó
herido gravemente por los disparos y finalmente falleció
durante su traslado a un hospital de la zona.
La policía marroquí detuvo a otros 14 mientras el resto
logró huir, aunque ninguno consiguió su propósito de pasar a
Melilla.
El asalto, según las citadas fuentes, fue "especialmente
violento", como vienen denunciando las fuerzas de seguridad
en las últimas intentonas, en las que subsaharianos utilizan
presuntamente palos, piedras y botellas de cristal cortantes
para sortear la presencia policial y evitar ser así
detenidos.
Coordinación policial
Estos asaltos en las noches principales de las Navidades se
unen al que ocurrió el pasado 10 de noviembre, cuando un
grupo de unos 150 inmigrantes subsaharianos intentaron en
dos ocasiones entrar a la carrera y "por la fuerza" a
Melilla a través del puesto fronterizo de Beni-Enzar, aunque
ninguno de ellos consiguió su propósito tras ser repelidos
por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la
policía marroquí. Éste era entonces el quinto y más
importante intento de entrada de inmigrantes que se
registraba en nuestra ciudad en poco más de un mes, a los
que se unían otros dos abortados por las fuerzas de
seguridad del país vecino en su propio territorio.
Aquella avalancha comenzó en torno a las 5,00 horas, cuando
unos 150 inmigrantes intentaron entrar "de forma masiva" a
Melilla tras superar el control marroquí, aunque agentes de
la Policía Nacional lograron repeler la avalancha cerrando
la verja de la frontera de España.
Tras esta primera tentativa, la policía marroquí procedió a
la disolución y detención del grupo de subsaharianos, por lo
que unos 90 inmigrantes desistieron de su intento, si bien
el resto, unos 60, volvieron a protagonizar una avalancha "a
la desesperada" y armados de piedras y palos "para conseguir
su objetivo".
Esto provocó daños en los vehículos que se encontraban en la
zona y obligó a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado a utilizar material antidisturbios y gases
lacrimógenos, lo que impidió que ningún subsahariano entrara
en Melilla.
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