No estamos soñando. Si acaso no
hemos hecho más que levantarnos en este día gris, aunque sin
nieve y sin demasiado frío, como es el día de Año Nuevo.
Atrás han quedado las “copas” de la Noche Vieja, los bailes
hasta altas horas de la madrugada, o hasta el mismísimo
amanecer y todas las juergas revueltas con turrones,
mazapanes, cohetes, alegría y “champán”. Eso que no falte
estos días.
Atrás quedó, también, un año que no fue de los mejores, y es
que, tal vez, tuviera razón la “tía Eustaquia” cuando decía
que a ella no le gustaban los años bisiestos, y el 2008 fue
bisiesto.
Ahora ya no es preciso mirar hacia atrás, porque no siempre
todo lo pasado fue mejor, es preferible mirar hacia delante,
hacia el futuro y ya veremos lo que se nos va acercando,
mejor o peor, pero que como no ha llegado, todavía, no hay
que temerlo tanto, al ser una incógnita que se irá
resolviendo a medida que vayan pasando los días.
Un año más viejos, bueno sí, pero peor sería lo contrario,
al menos hemos llegado hasta aquí, por lo que hay que dar
las gracias a Dios, al fatum o a quien cada uno quiera.
Y, de momento, un año sin elecciones, al menos en Ceuta y a
nivel nacional, lo autonómico no nos va a afectar. Esto es
lo mejor, porque así evitaremos que los políticos, algunos
de ellos que, durante meses y meses no te miran, vengan
ahora a hacerte perder un rato con sus promesas que luego no
cumplen.
De esta manera uno tampoco tendrá que decir que sí le vas a
votar, para luego, a la hora de depositar el sufragio,
hacerle una “butifarra”, similar a la que él te hace a ti
cuando ha logrado su escaño.
Visto así, de antemano, el año que acaba de comenzar podría
ser tranquilo, suponiendo que esa tranquilidad no lleve
aparejada y aumentada la crisis que nos ha cogido de lleno.
Y ya es curioso que esta palabra: “crisis” y los malos
resultados del Madrid, en los despachos o en el terreno de
juego, nos vengan a malear un poco más el año que no hemos
hecho más que estrenar.
Pues bien, a pesar de ser madridista, y a pesar de que la
crisis es para todos, no voy a tomarme a pecho ninguna de
las dos cosas, que algún día tienen que cambiar, por lo que
tampoco me haré seguidor del Barcelona, con el que ahora
podría disfrutar de su mejor juego y sus mejores resultados.
Todo puede cambiar en este año que comenzó y si no en el
siguiente.
Poco a poco hemos tocado los asuntos que más se comentan, en
tiempos buenos y en otros que son sólo regulares, pero que
siempre queda la esperanza de que llegue el cambio a mejor.
En lo que estoy convencido que volveremos a estar centrados,
especialmente desde el mes de mayo en adelante será en ese
deporte que en los últimos veinte años nos ha dado tantos
triunfos, me refiero al ciclismo. Medallas olímpicas, algún
Giro, muchos Tours. Es de suponer que aquí no tengamos que
volver a oír esa palabra maldita que tanto azota a este
deporte: doping.
En esto, que nadie lo dude, estamos viviendo la edad de oro,
a pesar de que hace años, ya muchos, en Francia se decía al
hablar de los corredores españoles que eran “la alpargata
del monaguillo”. Era su época dorada, pero eso quedó atrás.
Eran otros tiempos para ellos y para nosotros, para ellos es
posible que esta sea la época únicamente de denunciar la
toma de medicamentos prohibidos, allá ellos.
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