Anteayer, durante su comparecencia
junto al delegado del Gobierno para dar cuenta del convenio
suscrito entre la Administración nacional y la local para
que esta última cuente con casi la mitad del personal
contratado en el Plan de Empleo Adicional de la Delegación,
el presidente Vivas expresó su deseo de contar con un modelo
económico estable capaz de garantizar a Ceuta lo que
actualmente sólo puede asegurarle el sector público. El
líder del Ejecutivo autonómico no es el único que de una
forma más o explícita, incluso un tanto fuera de tono, como
el anterior delegado del Gobierno, Jenaro García Arreciado,
ha expresado en voz alta su deseo (o queja) por la necesidad
de que la tutela efectiva de las instituciones pueda
reducirse siquiera mínimamente ante una fuerza más pujante
del sector privado. El Tarajal ha sido hasta ahora uno de
esos pulmones que tradicionalmente se vienen citando como
imprescindibles para el devenir económico de la ciudad.
Ayer, la portavoz del Gobierno salió a la palestra para
poner en cuestión el compromiso de la parte privada con su
difícil sostenibilidad ante el desarme arancelario de
Marruecos, ya en el horizonte cercano. Según desveló Bel la
Ciudad Autónoma se gasta más de 600 millones de pesetas al
año en un área que, no conviene olvidarlo, es privada. De
facto, dicha inversión quiere decir que las ganancias de los
comerciantes allí asentados están sobredimensionadas en casi
la misma cantidad. ¿Cuánto peso económico tienen realmente
los polígonos del Tarajal? La Consejería de Empleo ya se ha
puesto manos a la obra para averiguarlo. Por otra parte, el
Ejecutivo ceutí en pleno tiene la intención de exigir el
viernes cara a cara a los representantes de los empresarios
del Tarajal un compromiso firme y decidido con la legalidad
para avanzar juntos en una misma dirección. Si los polígonos
siguen queriendo ser una de las áreas a las que más atención
se presta por parte de los poderes públicos deben demostrar
que están por la labor de hacer todo lo que está en su mano
porque hasta ahora no siempre (o no todos) lo han hecho.
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