Cuando al año que se va hay que
decirle adiós, se mantienen las esperanzas de que el año que
va a nacer, nos será más favorable aunque, a decir verdad,
aquí cabría aplicar aquel chiste que dice: “virgencita
déjame como estoy”.
Según dice: “nunca tiempos pasados fueron mejores”. La frase
puede ser que sea acertada pero, sobre determinadas
circunstancias, habría mucho que discutir. Cosa esta que
dejaremos para una mejor ocasión, evitando entrar en
polémica en esto días festivos.
Cuando un año se va, la costumbre que tenemos todos es hacer
balance de lo que el mismo nos portó a los largo de sus doce
meses. Y es en ese balance, cuando nos damos cuenta de que a
unos les fue mejor, a otros regular y al resto bastante mal.
De todo tiene que haber en la Viña del Señor.
En el balance de cómo se ha portado este año que se va,
tengo que decir y digo, que como diría mi amigo el gitano
Juan, ni fu ni fa, como cada año de mi vida, con altibajos
pero, siempre, manteniendo la misma ilusión sobre todas las
cosas que hago. Y son, precisamente, todas esas cosas que
hago, a las que a hacer el recuento, de las mismas, no me
arrepiento de nada de cuanto he realizado.
Cada día me siento más satisfecho de prestar mi colaboración
en “EL PUEBLO”. Este periódico de todos los ceutíes, puesto
que para ellos trabajamos, por una Ceuta mejor, al que
algunos le echaban seis meses de vida y caminamos hacia los
catorce años de existencia. Un camino, cada día más
prometedor, que sin duda alguna nos llevará a conseguir la
meta que todos los que trabajamos en él deseamos.
Cada día contamos con un mayor número de lectores, que irán
aumentado con el paso del tiempo, tal y como ha venido
ocurriendo desde que vimos, por vez primera, la luz de
nuestro nacimiento. Y todo ello se debe, hay que
reconocerlo, a la enorme labor y al gran esfuerzo que todos
esos periodistas jóvenes, que conforman la plantilla de este
su periódico, realizan diariamente ofreciendo lo mejor de
todos y cada uno de ellos. ¡Juventud divino tesoro!.
Pero para que cada nave llegue a buen puerto necesita un
buen capitán, con capacidad para sortear todos los
temporales, sin arredrarse ante nada ni nadie, con el timón
fijo entre sus manos, para conseguir el objetivo final. Y
ese timonel, que con mano fija maneja la nave, no es otro
que el editor del periódico, José Antonio Muñoz, que ha
tenido que soportar las embestidas de fuertes temporales,
sin variar el rumbo, porque de variarlo un milímetro, se
hubiese dejado de defender los intereses de Ceuta, que es
para lo que este periódico nació.
Nadie puede olvidar, su firme actitud, defendiendo los
intereses de nuestra tierra, perjudicando los suyos propios,
frente al desembarco del GIL.
Hoy, con la mar algo más en calma, sigue manejando con la
misma firmeza el timón de nuestra nave, con la idea fija de
conseguir nuestro objetivo. Y a fe que lo conseguiremos con
nuestro capitán al frente y el apoyo de todos esos marineros
jóvenes de la plantilla.
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