Se esperaba con cierto interés el
discurso de SM el Rey Juan Carlos en la Noche Buena, y creo
que sus asesores dieron en la diana, con los temas que
abordó el Monarca, en unas Navidades que están muy lejos de
los años anteriores en los que el triunfalismo era el fondo
y la forma de lo que se vivía.
Aquí, en el discurso de esta Noche Buena, la palabra que
hace meses parecía tabú en las perspectivas del Gobierno de
la Nación, Crisis, salió en repetidas ocasiones, pero con el
tacto por parte de quienes elaboraron el discurso de que ese
término hiriera lo menos posible y fuera acompañado de otros
en los que se exalta la categoría y la posibilidad que los
hombres y mujeres de este país tienen para saber salir de
los momentos más complicados.
Junto a la crisis, también en repetidas ocasiones, apareció
el término “unidad”, palabra muy necesitada hoy y que sólo
ciertos sectores han rechazado, por aquello de que esa
unidad, creen ellos que rompe los privilegios que aspiran a
tener, sin contar para nada con las dificultades que hay en
otros.
Y como ha sido un año en el que la unidad y el apoyo en
equipo, han traído un buen resultado deportivo, con el
triunfo de España en la Eurocopa de Naciones, el Monarca
utilizó aquel slogan del éxito “Juntos podremos vencer”,
naturalmente aquí añadía “problemas y dificultades”.
Estos problemas y dificultades lo son mucho más para
aquellos que hoy, bien entrados en el siglo XXI carecen de
casi todo y muy especialmente de una actividad que les
permita desempeñar su propia personalidad y al mismo tiempo
desenvolverse en la sociedad, sin tener que recurrir a
nadie:” Me preocupan las personas en paro y tantos jóvenes
que no encuentran trabajo”.
En el 30 aniversario de la Constitución, con la que hemos
venido caminando, con más dulzura que sinsabores , no podía
faltar la alusión a la Carta Magna, símbolo de esa unidad y
concordia que se desea por parte de quienes aspiran a eso, a
la tranquilidad y a la sana convivencia:” Las reglas,
valores y principios de la Constitución son hoy nuestra
principal fuente de fortaleza como nación moderna, unida,
solidaria y diversa”.
Era el cierre esperado y lógico, en un discurso que no ha
ocultado la realidad de un país, que ha ido de frente a lo
que hoy nos afecta, y que ha demostrado el equilibrio y la
naturalidad, mientras ciertos estamentos buscan la
discordia.
Obviamente el tacto con la Constitución es la piedra angular
del discurso que no convenció a ciertos sectores que vienen
buscando más en sus aspiraciones:” La Carta Magna es un
corsé que limita el autogobierno”, es lo que se reprochaba
desde CiU y desde el PNV que supieron valorar otros aspectos
del discurso, al tocar la Constitución dicen:” No ha servido
para integrar la enorme diversidad territorial del Estado”.
Son dos apreciaciones, nada más que eso, que no pueden, ni
deben empañar una clara idea de lo que hay hoy en este país,
perfectamente analizado por el Jefe del Estado, en un
momento en el que la tranquilidad podría haber sido la
tónica normal, de no haber sido por esas últimas acciones de
la banda terrorista ETA, que han desequilibrado, aunque
fuera por muy pocos días, lo que parecía la normalidad de
estos tiempos.
El discurso de SM cierra un año y debe ser el punto de
arranque de uno nuevo que esperamos rompa con los males que
nos atañen hoy.
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