Estos días son tiempo de balances
y buenos deseos. Así, por ejemplo, “Europa y usted en 2008”
es una metáfora de la vida europeísta. En ocasiones una
paradoja. Me explico. Por una parte, la Unión Europea dice
que trabaja a destajo para garantizarnos una vida puesta a
salvo: el suministro energético de Europa para el futuro,
mejora en las condiciones laborales o refuerzo en la
seguridad de los productos y en la salud de los ciudadanos.
Sin embargo, la realidad es bien distinta y distante. Tan
sólo unas vivas muestras: El medio ambiente está desbordado
de productos tóxicos, habitualmente presentes en nuestra
cotidianeidad. Con frecuencia, la nube de contaminantes
atormenta los relojes de la vida e impide que el sol
despunte con la belleza de los espacios abiertos. El
desempleo, los trabajos indecentes, la inseguridad, todo
ello y muchas más cruces volcánicas como pueden ser los
maltratos, lejos de cesar, se incrementan en esta tierra de
nadie, conquistada por unos pocos, que también se van a
morir por muy dioses que se sientan.
Quizás por este aumento de inseguridades, los ministros
españoles están concentrados, en la lucha contra la crisis
económica y en generar empleo. ¿Será la inocentada del 2008?
Al respecto, les va a exigir, -dice su jefe de filas, el
presidente Zapatero-, cumplimiento y eficacia máxima. En un
reciente repaso a los temas de actualidad, el susodicho jefe
del Ejecutivo, con talante en mano y doctrina positiva en
labios, volvió a insistir en que los planes puestos en
marcha por el Gobierno y la fuerte inversión pública
aprobada permitirán que, en marzo o abril de 2009, se cree
empleo y el país vuelva a ser el paraíso de la siesta para
todos, el de los sábados en centro comercial y domingos de
gloria en el fútbol. Si no fuera porque ya no tenemos
corazón para tantos desengaños, le creeríamos. Pero las
situaciones son las que son y exorbitante esperanza le pone
el pueblo para no tornarse reaccionario. Haría falta un
aluvión de revueltas para poner estética en el poder. Por
ejemplo, en aquellas políticas que reducen al ser humano a
una esclavitud indigna al servicio de una economía inhumana.
Si cada país tiene un genio y también sus demonios propios,
ya está bien que las endemoniadas gestas destierren
genialidades, en un mundo que precisa como nunca de los
sabios.
La verdad que los balances últimos impregnan un universo de
contrariedades que habría que atajar. La actual crisis
muestra que se puede y se debe hacer algo más por el
desarrollo. Hay quien dice que será una catástrofe si sólo
es gestionada por países ricos. Parece que es necesario un
regreso decidido a la transparencia, a la coordinación y
unión entre países, en la búsqueda de soluciones. Lo que es
evidente, que ha de prevalecer el trabajo sobre el capital,
las relaciones humanas sobre las meras transacciones
financieras, la ética sobre los criterios de eficacia. Lo
innegable es que la avaricia de unos pocos sigue dejando en
la cuneta a una gran mayoría, sin un pan y sin un techo
donde caerse vivo, porque muertos ya los deja este sistema
excluyente, que pasa del itinerario ético global de los
derechos humanos.
También en la lucha contra el terrorismo, contra los
kamikazes, ha de seguir vigente el derecho internacional
humanitario. Se ha globalizado el terror y esto exige
respuestas globales. No se puede obviar el diálogo
interreligioso, cuestión considerada por muchos analistas
internacionales como algo vital para la paz. En nuestro país
la paz no acaba de llegar porque el terror sigue anclado en
su faena de sesgar libertades. Grupos afines a ETA mantienen
a un pueblo en vilo, a un país en permanente estado de
recelo. Ahí está el dato: Más de 40.000 personas en el País
Vasco y Navarra se sienten acosadas, según la revista de la
Fundación de Víctimas del Terrorismo. Mil de ellas tienen
que ir acompañadas por escolta a diario, lo que provoca
graves consecuencias en su salud física y psíquica con
trastornos como ansiedad, miedo o un aumento del consumo de
sedantes. Otro de los látigos de las sociedades actuales es
la eutanasia y el aborto. Por encima de creencias debe estar
la persona El aborto se ha duplicado en diez años en España.
Por desgracia la vida, el derecho a la vida desde la
concepción hasta la muerte, hace tiempo que se viene
devaluando y desvirtuando su verdadero valor.
Dicen que los deseos deben obedecer a la razón. Para ello,
hay que dejar de vivir en el miedo. Tal vez haya que tomar
juicio antes de tomar partido. La Navidad puede ser un buen
momento. El portal de Belén nos invita a poner el oído en
todas las familias que sufren. Para comprender es preciso
saber escuchar. También la estrella de Belén nos pone en el
camino de los niños que sufren y son explotados en el mundo,
tanto los nacidos como los no nacidos. La propia vida es un
camino hacia sí mismo y un caminar hacia los demás. Es
cierto que, a veces, la brisa del dolor cabalga por entre
los más débiles por culpa de los más fuertes. Aunque
demasiada violencia y demasiados conflictos turban y
perturban nuestros diarios de vida, surge como de las
cenizas el amor y el deseo, el deseo y la vida, la vida y la
luz… y luce como tejiendo esperanza. Pienso que es Navidad
en el corazón del hombre. Remato el pensamiento: ¡Qué lo sea
en verdad y en bondad!
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