El Taller de Marquetería –sito en la calle Real, 33– alberga
hasta el 5 de enero los últimos cuadros de inspiración
impresionista de la artista Sonsoles Oteyza, que retrata de
forma figurativa pero con trazo gordo los rincones
convertidos en iconos de la belleza de Ceuta y los paisajes
y el costumbrismo del país vecino, Marruecos. Pero por
encima de todo, señala, “reflejando la luz privilegiada del
norte de África” y su cielos de un azul rotundo.
Veinticuatro óles que la madrileña Oteyza a creado a lo
largo de los dos últimos años; de diversos tamaños pero
predominando el formato pequeño, “con vistas”, reconoce, “a
que sea más fácil para el amante del arte adquirir un
cuadro, teniendo en cuenta en tamaño de las casas”.
La mayoría son temas de Ceuta y Marruecos con un tipo de
pintura “figurativa bastante fuerte de color y de trazo”,
por lo que “si hubiese que enmarcarlo en un estilo pictórico
sería algo impresionista”, explica la artista.
“Son todo motivos cercanos a mí, encuadres de rincones
emblemáticos de Ceuta por los que paso habitualmente y que
estás acostumbrado a ver, lo que no quiere decir que no
llamen la atención por el color, la luz”, manifiesta Oteyza,
quien, no obstante, también ha buscado la inspiración en
Marruecos: “Es un país que está muy unido con Ceuta, más aún
pictóricamente hablando, porque la luz y el colorido son los
mismos”.
“Siempre que voy por Marruecos me veo sorprendida por
cualquier pueblo nuevo que descubres”, indica la pintora
madrileña, que reconoce que lo de poner el caballete en una
calle “pasó a la historia, tanto en Marruecos como en
cualquier otro lugar”.
“La mayoría de los pintores necesitamos un poco de
tranquilidad, recogimiento para inspirarnos”, opina Oteyza,
“no me gusta estar pintando siendo el centro de atención,
pero cuando hay que tomar algún apunte o fotografías, pues
se hace”, puntualiza.
Se trata de la cuarta exposición en tres años de la artista
afincada en Ceuta. “El sitio donde vives te influye: la
forma de vivir, la luz de la ciudad, el color”.
Comenzó a venir hace seis años y decidió instalarse hace
tres. Compagina su arte con la docencia en el Centro de
Mayores de Asuntos Sociales y en dos colegios a niños
pequeños y también a discapacitados. “Veo talento”, advierte
Oteyza, “tanto en mayores como pequeños, siempre descubres
algo diferente y que te sorprende”.
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