Un año más, un año centrado en el desplome económico de casi
todas las bolsas del mundo y el destrozo de no pocas
ilusiones hipotecadas por la acusada crisis que vivimos en
la actualidad.
Un año más en que la Casa de Ceuta en Barcelona, obviando la
crisis, celebra con la misma ilusión de siempre una cena de
prenavidad que podemos considerarla como un anticipo de la
Nochebuena, imposible de celebrar, por otra parte, debido a
que todos los socios suelen anteponer la reunión familiar en
tan señalada noche previa a la Navidad.
Todos sabemos que la Nochebuena es la celebración cristiana
del nacimiento de Jesús y se celebra en la noche del 24 de
diciembre, pero como los socios de la Casa no pueden estar
en esa fecha tan señalada, se opta por anticipar la misma,
uniéndola al celebrado acto del Amigo Invisible, el sábado
20 de diciembre, con casi tres horas de antelación a la
entrada efectiva de la estación invernal.
El frío que reina en los alrededores del local social está
un poco atenuado por la cercanía del mar y además la humedad
bajó bastante por lo que el clima no aterró a casi todos los
socios que acudieron, con familiares y amigos, a tan
memorable cena.
El local social se llena de gente con la alegría pintada en
la cara y previamente a la cena algunas socias se ponen a
cantar villancicos conocidos y por conocer, para que durante
la cena sigan con ellos motivando al presidente de la Casa a
que unifiquen sus tonos para evitar una nueva Torre de Babel
con tantos villancicos sueltos.
Los sufridos marmitones, todos sobradamente conocidos por
los socios, dieron abasto con exquisitos platos, comenzando
por pica-pica con la celebrada mojaba incluida, siguiendo un
surtido de frutos secos para encumbrar bacalaos y codillos
que son rematados con los típicos postres y dulces de estas
fechas.
Finaliza la cena y se brinda con cava por la felicidad de
todos y los deseos generalizados de que el año que viene sea
supercalifragilidisticoespialidoso y se lleve la crisis por
donde vino.
Después de cenar comienzan a cantar villancicos en coros
para hacer un paréntesis con el intercambio de los regalos
depositados en sendos sacos por el amigo y la amiga
invisible.
Entre mucha diversión y cantos ante el magnífico belén de la
Casa, termina la vívida jornada prenavideña a altas horas de
la madrugada.
Ahítos pero contentos van cada uno desfilando hacia sus
respectivos hogares con la sonrisa permanente en la boca y
el niño Jesús en sus mentes…
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