He tomado prestado el titular de
Erasmo de Rótterdam (1466-1535), quien escribió una de sus
más lúcidas obras según parece en solo siete días. Antes de
partir he metido el librito en el petate (junto a “Jesús el
Judío”, del profesor Geza Vermes ) para leer a lo largo del
camino. Buen mes éste de diciembre para aquello relacionado
con todas aquellas hierofanías que han intentado mediar, a
lo largo del tiempo y desde que la primitiva humanidad tomó
conciencia de su finitud, con el Misterio. Diciembre recoge,
en diferentes tradiciones religiosas, prácticamente los tres
grandes conjuntos hierofánicos, agrupados en la naturaleza
(el cielo y la tierra, los astros, la fecundidad…), la
historia (particularmente con Dios como motor) y el ser
humano. Vean si no: diciembre ha sido muy movido desde el
punto de vista lunar, con su repercusión en los calendarios
musulmán y hebreo; así el mes se abrió con una Luna en
cuarto creciente (día 5), cerrándose prácticamente con una
Media Luna creciente (día 28) y, entre ambas, una Luna Llena
(día 12) y un Cuarto Menguante (día 19). El mundo cristiano
celebrará el día 25 la gran fiesta de la Navidad, precedida
de la Inmaculada Concepción (día 8) para los católicos (el
Corán, por cierto, también asume la virginidad de María,
madre del profeta Isa/Jesús). El mundo musulmán gozó de su
Pascua Grande (Fiesta del Cordero, Aïd El Kebir) el día 9,
inaugurando el Año Nuevo (casi en coincidencia este año con
el calendario común) el 29 de diciembre (1º de Muhárram) que
es, a su vez, también el primer día del mes judío de Tevet.
Por cierto que el Judaísmo disfruta también en estas fechas
de la festividad de Hanuká (entre el 22 y el 29) o de Las
Luces, que conmemora la victoria de los macabeos contra los
intentos de helenización del país, hecho histórico
acontecido hacia mediados del siglo II antes de la Era
Común.
Si son amigos de consultar la Biblia, les sugiero 1M y 2M,
dos de los libros de carácter histórico de este gran corpus
que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad; los
originales fueron escritos entre el 175 y el 134 a. EC. en
hebreo y griego (al menos 1M), conservándose solo en esta
lengua razón por la cual son considerados apócrifos para
judíos y cristianos protestantes, mientras que para la
Biblia católica son encuadrados como deuterocanónicos.
Narran, como ya apunté, la victoriosa guerra de Judas
Macabeo y sus hermanos (macabeo, “macabi”, en hebreo
significaría martillo) contra los forzosos intentos de
helenización contra los sirios seléucidas que ocupaban
Israel, la Palestina histórica. Recuerden también, en cuanto
a las fechas, que el mundo judío se encuentra en el año
5768, el cristiano en el 2008 y el musulmán en el 1429.
Disculpen mis buenas amistades hindúes las escasas
referencias hacia ellos, mera prudencia pues aun no estoy
puesto en la materia, pero todo se irá andando.
Si tienen un ratito (y si no búsquenlo) anímense con Erasmo
y su ameno y sugerente libro “Elogio de la Locura”, pasarán
un buen rato. Escribió el holandés: “¿Cómo sería la vida si
se la quitara el placer?. Ya veo que me aplaudís. Bien sabía
que ninguno de vosotros era bastante cuerdo, o mejor,
bastante loco -¡vaya, me equivoco!- quiero decir, bastante
cuerdo para no ser de mi opinión”.
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