El problema de la segregación educativa o, por llamarlo de
otra forma, de la divergencia en el reparto de alumnos en
los centros educativos con respecto a la sociedad ceutí en
general existe, pero parece ser menos agudo de lo que se lo
parece a UDCE-IU. El director provincial del MEPSYD en
Ceuta, Aquilino Melgar, reconoció ayer que hay “algún
centro” con una población escolar que no se corresponde con
la de su entorno y adelantó que en años venideros se
mantendrá la política de “estricto cumplimiento de la
legalidad” en los procesos de admisión y escolarización de
alumnos, pero advirtió de que “no se pueden forzar las
cosas”.
La Dirección Provincial del Ministerio de Educación,
Política Social y Deporte (MEPSYD) tiene previsto “mantener”
en años venideros el respeto estricto de los criterios
objetivos que establece la Ley Orgánica de Educación sobre
los procesos de admisión y escolarización de alumnos, pero
ni se plantea medidas de mayor calado como la de trasladar
estudiantes a centros educativos de barriadas ajenas a la
propia de residencia para evitar la creación de poblaciones
escolares donde no haya pluralidad cultural.
Así replicó ayer en declaraciones a este periódico su máximo
responsable, Aquilino Melgar, después de que Mohamed Ali (UDCE-IU)
le instase a tomar medidas urgentes para “impedir y
corregir” lo que denominó una “segregación educativa en
Ceuta” después de conocer datos como que en sólo tres
colegios hay un reparto de su alumnado atendiendo a su
comunidad cultural y religiosa de origen coherente con la
realidad social de la ciudad.
“Es cierto que hay datos sorprendentes, pero no lo es menos
que el reparto de esas mismas comunidades religiosas y
culturales en lo que a su residencia se refiere tiene
muchísimo peso en ese fenómeno”, advirtió Melgar, quien
quiso dejar claro que “no tiene nada de extraño que, por
citar un ejemplo, el colegio Príncipe Felipe tenga un 100%
de alumnos musulmanes cuando la zona en la que está ubicado
también presenta esa misma peculiaridad”. Por ello Melgar
señaló que “el verdadero problema sería que hubiese centros
cuya población escolar no tuviese nada que ver con su
entorno o que si existen tres colegios en un mismo área los
perfiles de su alumnado sean muy diferentes”.
¿Los hay? Según reconoció el propio Melgar, sí. El director
provincial se refirió al caso paradigmático del colegio
público Andrés Manjón, donde hasta este año el porcentaje de
alumnos de origen cristiano era prácticamente inexistente y
este curso ha repuntado hasta rozar el 10%. “Ese es el
camino por le que vamos a seguir”, adelantó Melgar, que no
quiso entrar en comparaciones entre el trabajo desarrollado
este año por la Comisión de Escolarización y el de otras
anteriores. “La vía para evitar cualquier tipo de
segregación es el respeto escrupuloso a la ley y a los
criterios que establece para la admisión de los niños, todos
ellos objetivos”, señaló el director provincial.
Además, en sintonía con la directora general de
Participación y Equidad en Educación de la Junta de
Andalucía, Melgar se posicionó en contra de medidas como el
desplazamiento en autobús de alumnos a centros alejados de
sus hogares: “El equilibrio total es imposible”, recordó.
El PSOE sí se planteó en 2004 incorporar en su programa
electoral el compromiso de controlar la creación de guetos
educativos con gran número de niños inmigrantes ofreciendo
transporte gratuito a los estudiantes de colegios públicos y
concertados saturados de inmigrantes para que se desplazaran
en autobús escolar a otros centros que tuvieran una
concentración menor de extranjeros. Ciudades catalanas como
Vic o Guissona han logrado un reparto equitativo del
alumnado pactando con los centros
Privados-concertados
En la misma línea, Melgar también quiso dar los argumentos
que, a su juicio, justifican que la enseñanza concertada
eduque al 26% de la población escolar de Infantil y Primaria
de Ceuta pero sólo tenga en sus aulas un 19,5% de
musulmanes, colectivo que ya representa el 56,3% de todos
los educandos.
“El factor religioso [tres de los seis colegios concertados
con el Estado de Ceuta son confesionales cristianos] tiene
un peso indudable, así como algunas de sus condiciones, que
pueden hacer retraerse el número de solicitudes de
inscripción que se planteen por parte de progenitores
musulmanes”, apuntó Melgar, quien citó el caso del Severo
Ochoa, situado en Hadu y con un 68,1% de estudiantes de
confesión islámica, como “caso paradigmático” que según su
parecer “desmonta cualquier tipo de teoría sobre el rechazo
a esos alumnos desde los colegios privados.
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La política de vivienda, el tercer factor del perfil del
alumnado de cada colegio y área de la ciudad
Puesto que todos los especialistas
están contra el ‘busing’ (el desplazamiento obligado de
estudiantes fuera de su zona de residencia para ir a clase),
la evidente influencia del perfil de la población de cada
área de la ciudad vincula directamente la política de
vivienda a la situación en los centros educativos. Repartir
a los alumnos no se ve posible, pero seguramente tampoco es
suficiente para impedir los guetos educativos si ya hay
guetos sociales. Espertos en el asunto como el profesor
catalán Juli Ponce Solé, autor del libro ‘Segregación
escolar e inmigración’, ve imprescindible una política
urbanística “social” que promueva que las viviendas
protegidas no se construyan sólo en barrios populares, sino
también en zonas acomodadas: “Los puntos que se dan por
residencia demuestra que no se estudia donde se quiere, sino
donde se puede”, ha advertido Ponce.
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