Como les escribía el otro día no
es de recibo que, encima con la RAN de cuerpo presente,
agitadores profesionales aticen el fuego delante del
Consulado General de España en Tetuán, la única delegación
diplomática de la capital de la “Yebala” y que se ha
convertido en diana habitual; en la pasada acción organizado
por los corifeos que arropan a un oscuro personaje salpicado
por el 11-S y el 11-M llegó a estar, solidarizándose, un
colega, El Hossine Majdoubi, habitual en las páginas del
semanario “La Verité” y cuya interesante presencia perfila
varios interrogantes.
También están los enredos de Bab Sebta. Escribí un día que
tenía mis dudas sobre las órdenes al respecto de Rabat,
claro que también la política seguida está por encima de las
atribuciones del responsable de la misma. En todo caso se
van atisbando dos consecuencias, una inmediata y otra a
corto plazo: la primera sería la reticencia por parte de los
ceutíes (no solo de los musulmanes) en pasar a Marruecos:
las compras en Castillejos han disminuido notablemente (con
lo que se refuerza el comercio de comestibles en la ciudad),
a la vez que decenas de personas, ilusionadas, que habían
comprado su apartamentito en una de esas coquetonas
urbanizaciones de la costa… pues lo están poniendo a la
venta. Conociendo el terreno, tampoco me extrañaría (ya pasó
con la “marroquinización” de la década de los sesenta
impulsada por el sátrapa Hassan II) una aviesa maniobra y,
de acuerdo, lo escribo con mala leche: “vamos a apretar un
poco más las tuercas y luego quedarnos, a precio de ganga,
con las compras de esos estúpidos españoles de Ceuta. ¡Mira
que hay que ser tontos para invertir y confiar en
Marruecos”. Porque, saben, se están poniendo a la venta
decenas de apartamentos y chalecitos comprados por
“caballas”. Lo dicho y así extrapolando… ad infinutum. Es
decir, ¿hasta qué punto todo el tejido empresarial español,
ese presunto “colchón de intereses”, no puede convertirse en
un momento dado en rehén, en escudo empresarial, de la
situación…?. En cuanto a Ceuta, ciudad querida, puede
fácilmente devenir en un sui géneris “Fort Apache”, mientras
no es descartable que un buen puñado de conciudadanos
musulmanes marchen, un buen día, hacia El Tarajal y, justo
en la línea, corten el paso fronterizo enarbolando banderas
rojas y gualdas, así como lo leen. ¿Es esto lo que anda
buscando Marruecos…? Pues en Rabat se van a llevar un
segundo susto… porque el primero ya lo tienen en el cuerpo
desde que han comprobado que sus influencias en la comunidad
musulmana de Ceuta están a la baja… Ya se lo comenté yo en
alguna ocasión pero ellos, nuestros vecinos marroquíes,
andan en el fondo más despistados que un pulpo en un garaje
y con la imagen del país y sus gentes, en lo que a España se
refiere, por los suelos. En lugar de tanto criticar bien
podían pararse un momento, inspirar profundamente y estudiar
qué está pasando, arbitrando soluciones, que ya está bien de
echar la culpa a la Reconquista, el Colonialismo y las
pintorescas fiestas, tan turísticas, de “Moros y
Cristianos”.
Por cierto y cambiando de tercio, ¿cómo va el gasoducto,
directo, entre Argelia y España…?. Porque con él en marcha
nuestros queridos amigos de Rabat se quedarán sin una
formidable carta del “Gran Juego” (gracias por el préstamo,
Kipling) en las procelosas y espesas relaciones
hispano-marroquíes.
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