El estudio cualitativo encargado por la Consejería de
Juventud de la Ciudad Autónoma sobre la juventud ceutí dice
que su percepción sobre la multiculturalidad de la sociedad
caballa es bastante crítica: “La convivencia es buena entre
las diferentes culturas, pero se vive mucho de espaldas una
a la otra. Se puede decir que hay dos grandes grupos,
musulmanes y cristianos, los demás ‘no aparecen’”, concluyen
sus autores sobre las impresiones de los jóvenes. Dentro de
unos años el resultado puede ser aún peor. Sólo en 3
colegios ceutíes el porcentaje de alumnos de una cultura es
coherente con la población ceutí total.
Los conciertos educativos se crearon a mediados de los años
ochenta gracias a la Ley Orgánica de Derecho a la Educación
que redactó el Gobierno de Felipe González para ordenar las
subvenciones que desde los sesenta habían recibido numerosos
colegios católicos (la inmensa mayoría de los centros
privados). En aquel momento se pensó que los conciertos
atacaban a los colegios católicos porque a cambio del dinero
debían acatar reglas como la libertad de cátedra de los
profesores o la admisión de alumnos según los criterios que
marcan las administraciones. “Suscribir los conciertos
permitiría abrir los centros a todas las clases sociales,
pero arriesgando precisamente lo que buscan en vosotros los
padres de familia, la garantía de una educación cristiana”,
advirtió el Papa a los padres católicos de alumnos en 1984.
Tradicionalmente, año tras año, especialmente con la llegada
de un mayor número de alumnos inmigrantes a España, se ha
atribuido a la escuela privada-concertada, particularmente
en aquellas comunidades con gobiernos conservadores, la
voluntad de elegir a sus estudiantes. El resultado es que,
según datos oficiales, el porcentaje de niños foráneos
matriculados en este tipo de centros no llega al 20% del
total.
Salvando las distancias, la situación se repite casi
miméticamente en Ceuta con la comunidad musulmana. En la
ciudad autónoma están matriculados en Primaria e Infantil
este año algo más de 9.000 alumnos, según datos actualizados
que reproducen los incluidos (de 2002) por Ángeles Vicente
en su libro ‘Ceuta: una ciudad entre dos lenguas). El 40% de
ellos son de la comunidad religiosa y cultura cristiana y el
56%, de la musulmana. Por tipo de centros, el 26,2% del
total va a clase en centros concertados, pero en estas aulas
sólo estudia el 9% de los jóvenes de origen islámico
mientras que sí lo hace el 53% de los cristianos.
¿Cómo puede haber casi 15 puntos porcentuales de diferencia?
A simple vista parte de la culpa puede tenerla la
distribución residencial por barriadas de las comunidades
culturales ceutíes (el Severo Ochoa, concertado, tiene un
68% de alumnado musulmán, ejemplo que disuelve cualquier
posibilidad de conspiración concertada contra estos
estudiantes). Pocos especialistas están, además, a favor de
trasladar de su espacio de residencia a los alumnos.
La Junta de Andalucía opina, por ejemplo, que sería
“injusto y discriminatorio” mover a los jóvenes para que
estudien lejos de su espacio de residencia habitual. “El
equilibrio total es imposible, pero cuando en una zona
educativa hay diversidad de centros no se pueden permitir
concentraciones porque entonces no estamos integrando”,
opina la directora general de Participación y Equidad en
Educación andaluza, Mercedes González.
Lejos de la realidad
En Ceuta sólo en 3 colegios, todos ellos públicos el reparto
por comunidades culturales de sus alumnos es coherente con
el que se da en la población total. Son el Lope de Vega (40%
musulmanes y 50% cristianos); el Valle Inclán (42% y 49%); y
el Juan Morejón (48% y 47%). Contemplando la escuela pública
a nivel general, en la que estudian 6.788 jóvenes, el 25%
son cristianos y el 70% musulmanes. En los centros
concertados el porcentaje de alumnos cristianos es
abrumadoramente mayoritario (entre el 71,6% del Beatriz de
Silva y el 92% de La Inmaculada) excepto en el Severo Ochoa,
en San José-Hadu, donde el reparto es opuesto: el 68% de sus
alumnos son de la comunidad musulmana. En términos generales
el 77% (1.991 niños y niñas) son cristianos en la
privada-concertada y el 19,5% musulmanes.
La LOE encomienda expresamente a las Administraciones
educativas “que garanticen la igualdad en la aplicación de
las normas de admisión, estableciendo las mismas áreas de
influencia para los centros públicos y privados
concertados”.
La disputa dialéctica alrededor de los criterios de admisión
y escolarización que se aplican en la ciudad autónoma ha
vuelto esta semana a los medios de comunicación a cuenta de
un cruce de cartas públicas entre el director provincial del
MEPSYD, Aquilino Melgar, y el PP.
Ayer, con los datos que acompañan esta información en la
mano, el líder de la oposición en la Asamblea, Mohamed Ali (UDCE-IU),
que acaba de lograr de la Ciudad 35.000 euros para financiar
en 2009 un proyecto contra el fracaso y el absentismo
escolar, puso el grito en el cielo.
“Desde hace muchos años, curso tras curso, con diferentes
partidos al frente del Ministerio de Educación”, denunció
Ali, “se ha venido aplicando una política de admisión en los
colegios de Ceuta absolutamente arbitraria y disgregadora
que el actual director provincial debería plantearse como
prioridad absoluta erradicar y corregir en la medida de lo
posible”.
“Segregación” educativa
Este verano fue especialmente convulso para la Comisión de
Escolarización del MEPSYD, a cuyas oficinas llegó a tener
que acudir la Policía Nacional para contener la ira de
padres y madres acostumbrados a “otra forma” de gestionar el
asunto, al margen de los criterios que establece la ley
[proximidad del domicilio o lugar de trabajo de los padres,
rentas anuales, discapacidad, hermanos escolarizados...] o
con la posibilidad de regatearlos por una u otra vía.
“El trabajo se ha hecho mejor este año, pero en el debe de
la Dirección Provincial queda hacer de la escuela un
verdadero espacio de convivencia e integración y no de
segregación o ‘apartheid’ educativo”, pidió Ali.
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