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OPINIÓN - SÁBADO, 20 DE DICIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

“¡Viva España!”
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

El grito de rigor salió ayer, vibrante y sentido, de la garganta del Comandante General de Ceuta, Vidal de Loño, siendo coreado con voces firmes por todos los presentes en el sobrio pero cálido acto castrense celebrado ayer, a media mañana, en el Salón del Trono de la Comandancia, sita en la pintoresca Plaza de África, con el que se despedía un militar y un caballero, el coronel Juan Gómez de Salazar, quien desarrolló brillantemente en los últimos años sus responsabilidades en el Estado Mayor, abriendo paso a su sucesor, un emocionado Javier Azcárraga, coronel de Artillería diplomado en la materia y con una intensa experiencia a sus espaldas.

Con una excelente preparación académica y sobre el terreno (común hoy día a la oficialidad de nuestras FFAA), el coronel Azcárraga cuenta para el éxito de su labor, como destacó su antecesor, con un equipo altamente cualificado y entregado. El codiciado diploma de Estado Mayor, del que están en posesión sobre mil cien oficiales españoles, se obtiene tras un duro e intenso curso equivalente a un año académico de unas 1800 horas de duración, en realidad 60 créditos europeos; estructurado en cuatro fases (comunes y específica) formadas por ocho módulos, concluye con tres ejercicios prácticos: gestión de crisis a nivel estratégico, un ejercicio simulado por ordenador y un trabajo monográfico de investigación. En los prestigiosos cursos de Estado Mayor desarrollados por la ESFAS, Escuela Superior de las Fuerzas Armadas, se han diplomado ya oficiales procedentes de al menos 36 países , incluidos militares de las FAR (Fuerzas Armadas Reales) del vecino Reino de Marruecos.

El coronel Azcárraga, de quien podríamos escribir aquello de “joven pero sobradamente preparado” y que goza de la absoluta confianza del Comandante General (habiendo estado ya en otra ocasión bajo su mando) deberá enfrentarse, a mi juicio, en su nueva misión en Ceuta a tres importantes novedades, dos de ámbito interno y la otra más allá de la frontera: por un lado y de puertas adentro, la concentración de los exiguos efectivos asignados a esta plaza en una única base operativa, de nueva construcción, exigirá la máxima coordinación y diligencia; por otro el reto de los servicios de información militares está, al día de hoy, en detectar y neutralizar la infiltración islamista entre la tropa, problema sutil pero nada baladí. Finalmente, asistimos más allá de El Tarajal a un novedoso planteamiento estratégico por parte de las FAR marroquíes, aun en su primera fase: sobre el terreno y con la disculpa de los asaltos migratorios de los últimos años, perfectamente orquestados, el Ejercito marroquí ha blindado el perímetro fronterizo con vallas y fosas antitanque (cercando, de hecho, Ceuta), mientras se apresta a la construcción de alojamientos de unidades; a la vez, se han tomado elevaciones orográficas con grandes prestaciones tácticas (sistemas de observación, etc) en las inmediaciones: Cabo Negro, Cudia Federico y meseta sobre Alkasarseguer, entre otras; finalmente estará en breve operativa, entre Oued R´mel y Tánger, la primera base naval (con helipuerto) de la Marina Real en El Estrecho. Hasta el momento y salvo en Oujda (lectura en clave argelina), las FAR no tenían un despliegue de importancia al norte de la línea Rabat-Mekinés-Fez-Oujda, pero eso cambiará en breve.
 

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