Hace tantas semanas que empezó a
hablarse de los Presupuestos de la Ciudad, tan unánimemente
aprobados por consenso de todos los grupos políticos con
representación institucional que resulta paradójico y
sorprendente que sólo veinticuatro horas después de tan
histórico acontecimiento ya hayan aparecido las primeras
taras en su entramado. Y han aparecido, además, en una
consejería particularmente sensible para el desarrollo
coherente y sostenido de la ciudad en el futuro, la de Medio
Ambiente, que ahora se encuentra con que no tiene dinero
para comprar contenedores con los que facilitar a los
ceutíes el reciclaje de sus residuos o al menos de la parte
que sea posible aprovechar de alguna manera. Ese es,
precisamente, uno de los grandes compromisos adquiridos por
la titular del área, Yolanda Bel, que tan extraordinario
papel está desarrollando a su frente. La consejera, asume,
tendrá que buscar “financiación alternativa” para adquirir
dichos contenedores. El dinero, que tampoco es ninguna
partida inasumible, saldrá probablemente de las aportaciones
extra que lleguen a la ciudad autónoma del nuevo modelo de
financiación autonómica que Zapatero podría cerrar este fin
de semana, entre otros, con el presidente catalán, José
Montilla. No hay razones para dudar, por lo que ha
demostrado hasta la fecha, que Bel conseguirá dotar a la
ciudad de tan necesarios instrumentos, pero llama
poderosamente la atención que partidos como UDCE-IU, que ha
adquirido la magnífica costumbre de presentar cada mes una
moción de urgencia de tono ‘verde’ en las Sesiones
Plenarias, o el PSOE, cuyo nuevo secretario general, José
Antonio Carracao, señaló en su primera comparecencia ante
los medios que el medioambiental sería un asunto central de
su discurso, no presentasen ni una alegación a los
presupuestos para que pudiesen adquirirse los contenedores.
Es posible que, sin planta de tratamiento, no serán aún todo
lo útiles que debieran pero demorar su llegada es negativo
porque fomenta el mantenimiento de las malas costumbres.
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