Ante eventuales casos de accidentes, o indisposiciones de
personas en un domicilio, un lugar público o la propia calle
la labor de los primeros asistentes, esto es, las personas
que rodean al herido, es fundamental. Los efectivos
sanitarios apuran su tiempo de respuesta pero a veces llegan
tarde. Por ello hoy es muy necesaria una actuación básica de
la gente de la calle, personas sin conocimiento sanitario.
José Muriana Jiménez, sanitario del 061 de Ceuta fue uno de
los encargados de impartir ayer un curso sobre Soporte Vital
Básico al personal de la Policía Local, la Policía Nacional,
los Bomberos y la Guardia Civil. Una iniciativa que incluía
unas nociones sobre la realización de la Reanimación Cardio
Pulmonar (RCP) Básica y la utilización de desfibriladores
semiautomáticos. La intención es, según precisó, que estos
cursillos se vayan generalizando para conseguir que la mayor
parte de la población sepa cómo actuar ante accidentes con
personas heridas.
Para empezar un dato: un 24% de las personas que resultan
heridas o indispuestas lejos de los centros sanitarios
mueren no teniendo por que debido a la no aplicación del
Soporte Vital Básico en menos de 4 minutos. “Tenéis que
saber que en estos casos los primeros intervinientes no son
nunca los sanitarios. Los momentos iniciales son cruciales y
por eso es necesario que la gente tenga unas nociones”,
apuntó una sanitaria del 061. Según esta en España se
produce una parada cardiorespiratoria cada 20 minutos.
La atención correcta al herido en el minuto cero garantiza
la supervivencia en el cien por cien de los casos. Las
posibilidades disminuyen a cero cuando la intervención se
realiza desde el minuto 10. Los sanitarios consideraron que
la Reanimación Cardio Pulmonar Básica ha de aplicarse antes
del minuto 4.
La cadena de la vida
Tres son las actuaciones que pueden salvar la vida o
mantenerla mientras llegan los sanitarios. La primera es
solicitar la ayuda de los profesionales médicos. Esta debe
hacerse inicialmente aunque habrá que evaluar un retraso en
función de la gravedad del herido y su edad. El segundo paso
es la RCP. El tercero y último, donde acabaría la labor del
ciudadano de a pie sería la aplicación de la desfibrilación
en el caso de que existiera dicho aparato. La instalación de
estos dispositivos en distintos puntos de la ciudad está
prevista dentro del Plan Comunitario de Desfibrilación.
Antes de actuar el paso primordial es confirmar que la
persona está inconsciente. Para ello se le zarandea o grita
para ver su respuesta. Una vez comprobada su inconsciencia
se debe abrir una vía aérea. La técnica frente-mentón es
óptima para evitar que la lengua obstruya una posible
respiración. Después es preceptivo oir su respiración y
observar si su pecho se mueve. Si no hay consciencia ni
respiración hay que pedir ayuda e iniciar una RCP básica.
Con una mano encima de la otra se debe comprimir en la zona
central del pecho a razón de 30 y dos ventilaciones.
La fibrilación ventricular y la asistólica son las dos fases
en las que un corazón puede estar cuando una persona está en
estado crítico. Para la primera de ellas, cuando el corazón
aún tiene oxígeno pero funciona de manera desacompasada, es
preceptivo el uso de un desfibrilador (DESA). La segunda es
una fase terminal.
Desde el 061 explicaron a los asistentes al curso las
nociones básicas para utilizar un DESA. “Es tan fácil que no
podeís hacerlo mal”, decía para tranquilizarlos. Este
aparato indica a quien lo utiliza si debe seguir practicando
la RCP y cuando debe desfibrilar. Dispositivos de este tipo
se distribuirán por Ceuta.
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