Como Disney y la magia de sus películas o los tradicionales
y emotivos anuncios de las fiestas navideñas, la sonrisa de
los niños y las miradas de entusiasmo de los espectadores
desvelaron el misterio: la pista de hielo abría sus puertas
y lo hacía tras dos años viajando por otras localidades
españolas hasta que finalmente regresó a la ciudad.
Muchos ceutíes quisieron probar la vibración de la cuchilla
e imitar a los patinadores artísticos con sus piruetas y
acrobacias; claro que varios lo que experimentaron fue el
contacto directo con la escarcha y el baile de un gusano
loco intentando mantener el equilibro.
Niños, padres, abuelos e incluso mascotas se dieron cita,
durante toda la jornada de ayer, en la explanada de La
Marina, en la pista de hielo improvisada que ha traído a la
ciudad la empresa austríaca Huracán Producciones y que
ofrecerá sus instalaciones a todos los ceutíes hasta
mediados de enero para añadir un destello especial durante
las fiestas navideñas. Todos aquellos que quieran o se
atrevan a deslizarse sobre el hielo sólo deben tener “un
poquito de equilibrio, dejarse llevar”. Y los principiantes:
“Agarrarse a la valla, alzarse un poquito y luego
desplazarse hacia la izquierda y la derecha. Es como patinar
sobre línea pero en hielo. No es muy complejo sólo hay que
atreverse”, explicaba el monitor Munif Mohamed.
Nueve trabajadores coordinan las instalaciones de este
atractivo deporte y se distribuyen entre la taquilla, la
pista, la puerta y el reparto de patines. Todos dispuestos a
que los ceutíes pasen un rato agradable y disfruten,
sobretodo, los más pequeños, que ya se encuentran de
vacaciones y para ellos suponen el cumplir un sueño que sólo
habían visto a través de la televisión. “Es como en la
película de los patos que jugaban al hockey”, contaba la
pequeña Ana, de siete añitos de edad.
Otras, sin embargo, ya experimentaban por segunda vez el
patinaje sobre hielo y aseguraban que es muy importante
“mantener el equilibrio y no tener vergüenza porque te
puedes caer muchas veces. Tenemos ilusión por probarlo de
nuevo y seguro que vendremos más veces”, comentaban María
Cristina y Laura, justo antes de acceder a la pista. Y
cierto es que nada más abrir la valla, los hubo que se
alzaron como palomas al vuelo aunque en su mayoría
prefirieron acercarse a alguna superficie para evitar las
primeras caídas.
Aunque eso sí, todos muy sonrientes, con ganas de pasarlo
bien y disfrutar de unas horas de descanso degustando las
nuevas alternativas de ocio que presenta la ciudad por estas
fechas. E incluso para autoridades la pista de hielo evocó
algún recuerdo de la infancia. “ En mi época de niña tenía
una tía que era profesora de patinaje artístico y me
regalaron unos patines de hielo y mi número era el 37. Y
hace dos años, cuando tuvimos la pista de hielo, intenté
calzarme y hacer algo de lo que había aprendido y era un
pato mareado”, bromeaba la consejera de Educación, Cultura y
Mujer, Mabel Deu, que tampoco quiso faltar a esta cita
mágica.
Y es que a los adultos el hielo también les encandiló. “Me
parece una iniciativa muy buena, a mí me gustó y lo probé
por primera vez hace un par de años. Aunque también hubo
alguna que otra caída. Luego me enseñaron los chicos y lo
cierto es que me lo pasé muy bien porque es divertido”,
confesaba, entre risas, la ceutí María del Mar Ramos.
Para todos aquellos a los que les pique el gusanillo, el
horario de apertura al público es de once a dos, por las
mañanas; y de cinco a diez de la noche. Los turnos de
patinaje son de treinta minutos y el alquiler de los patines
y el uso de la pista equivale a cinco euros. Vayan y vean;
la ilusión en Navidad está al alcance de su mano hasta
mediados de enero.
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