En un medio local, al parecer
financiado solamente con el capital (!) de su propietario,
durante infinidad de años, he leído el siguiente párrafo en
‘El dardo de los jueves’. “Dispersos, desprovistos de
recursos, preteridos y silenciados por los medios de
comunicación alquilados; seguiremos luchando. La izquierda
insobornable, fiel a su esencia primigenia, fundida con las
raíces de esta tierra y el sufrimiento de su gente mantendrá
indeleble su voz. Habrá un tiempo mejor”.
Y he pensado con celeridad, en el enorme parecido que tiene
semejante proclama con aquel parte de guerra, convertido en
documento histórico, en el que Franco se expresaba
así: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército
Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos
objetivos militares”.
Aunque, según la alocución hecha por el hombre fuerte de la
verdadera izquierda ceutí, el jueves pasado, en esta ocasión
los socialistas, unidos a las fuerzas nacionales comandadas
por Vivas y Gordillo, han asesinado “la
esperanza de construir un hermoso proyecto de futuro,
fundamentado en la reunificación de la izquierda y la
consolidación del pluralismo como expresión política de la
diversidad”. Y nos regala otra perla: “Las legítimas
expectativas emanadas de los corazones limpios de la
izquierda se han desvanecido. Comienza una nueva etapa”.
Que Dios nos coja confesados.
-Sí, lleva usted toda la razón del mundo; que Dios nos coja
confesados si algún día quien discursea así tiene la suerte
de obtener un escaño de diputado. Porque, además de conocer
ya qué juego dio en su etapa como concejal, tengo la
impresión de que las secuelas de perdedor le han empezado a
pasar factura. Y mucho me temo que le haya afectado al
magín. O sea, que esté a un paso de perder la chaveta.
Juan Luis Aróstegui, que escribe sus proclamas en un
medio que mantiene, según dice él, su independencia gracias
a las aportaciones generosas que de su patrimonio hace el
editor, sigue obsesionado en airear que los demás medios
están alquilados al poder del presidente de la Ciudad y del
delegado del Gobierno. Y tacha a ambos de melifluos, de
inanes, de vividores...
En suma: de lo dicho cabe deducir que tanto él como el
editor del medio en el cual le permiten expresar sus
desvaríos, son las personas indicadas para ponerse al frente
de la tropa que comenzará esa nueva etapa de acoso a la mala
izquierda, para derribar del poder a dos autoridades que han
decidido hacer de la cohabitación un remanso de paz. Con el
único objetivo de que Ceuta salga beneficiada en todos los
aspectos.
A mí, de verdad de la buena, me viene muy bien que ‘El dardo
de los jueves’ no sea censurado por el editor filántropo. Y
no porque las proclamas de su hacedor puedan despertar
pasiones y provocar una revuelta del personal que acabe con
estruendosas y multitudinarias manifestaciones en la plaza
de los Reyes y la de África.
Me viene muy bien porque me ofrece la oportunidad de ganarme
un jornal fijo, cada jueves. Lo cual no quita que me
conduela de Aróstegui, por comprobar que está dando pruebas
de haber perdido el norte. Es decir, por mostrar más que
indicios de no estar equilibrado. Y a ese precio, hasta
prefiero quedarme sin el jornal.
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