Tras el histórico, por lo del
unánime, respaldo a los presupuestos generales de la Ciudad
que ha presentado el Gobierno autónomo para 2009, ha tocado
ahora fijar posiciones comunes, no sin varias semanas de
negociaciones y preacuerdos, respecto al tan cacareado
acuerdo retributivo por el que quedan fijados los puntos
concretos sobre cómo se abonará la deuda generada y también
ha habido acuerdo y posiciones comunes para el Plan de
Estructuralidad de la Administración Local. Un logro basado
en la máxima expresión del diálogo en la búsqueda de la
denominada paz social adquiriéndose el compromiso
responsables por los tiempos de crisis en los que navega no
sólo el país, sino también las arcas municipales.
Se trata en definitiva de una nueva muestra de capacidad de
este gobierno de llegar a acuerdos con la oposición y
también con los sindicatos. No puede dudarse, de ningún
modo, de que el famoso talante se encuentre también a este
lado de la franja política tan supuestamente opuesta a la
defendida por Zapatero. Hay muestras evidentes y claras.
Pese a la ‘facilidad’ con la que este Gobierno autónomo
pudiera sacar sus asuntos por la vía de la amplísima mayoría
que ostenta en el arco parlamentario de la Asamblea, siempre
ha recurrido en los asuntos de mayor enjundia, a la búsqueda
del consenso con el resto de fuerzas políticas. El caso
concreto de los presupuestos aprobados ayer por unanimidad
es una muestra evidente, clara y diáfana de que este
Gobierno no hace las cosas por sus bemoles [aún pudiendo
hacerlo].
Pero, en resumen, el nuevo logro de acuerdo con sindicatos,
está basado en el abono de los incrementos salariales
adeudados mediante un redimensionamiento de la plantilla, en
la que se amortizarán 60 plazas vacantes pero obsoletas, se
suspenden 123 más para liberar de este modo 5 millones de
euros con los que, entre otras cosas, sacar en Oferta de
Empleo Público medio centenar de plazas. Los sindicatos
dijeron Amen tras la mediación, una vez más, de Márquez.
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