Finalmente será hoy cuando el
famoso convenio o protocolo de colaboración entre la Junta
de Andalucía y la Ciudad Autónoma de Ceuta quede
oficialmente establecido. Antes de fin de año, tal y como se
comprometió Manuel Chaves, el presidente andaluz. Treinta
años después de que en el proceso constituyente de Andalucía
se decidió excluir a Ceuta de su vinculación histórica a la
provincia de Cádiz y retirarla de los lazos inequívocos que
suponía esta relación como prolongación andaluza en el norte
de Africa; dejada un poco al albur de las circunstancias y
recogida en la Constitución como futura realidad autonómica
y solitaria en una Transitoria, la Quinta, llega ahora un
nuevo proceso reconocedor de esa incuestionable relación
estrecha, de sentimientos, de historia, de filosofía de vida
y de pensar en andaluz. Todo ello ahora, después de que un
triste domingo de 1978 los ceutíes se levantaran para, de
repente, enterarse de que ya no eran andaluces.
Bien, pero como siempre suele haber un refrán para casi toda
circunstancia, bien vendría ahora el de ‘nunca es tarde si
la dicha es buena’, o ‘más vale tarde que nunca’. En
cualquier caso ha de ser bienvenida esta realidad de que,
por fin, vamos a tener lazos oficialmente estrechados,
institucionalmente atados y administrativamente operativos.
Era evidente que para el ceutí, que nada más salir de esta
tierra debe tocar Andalucía para la movilidad por el resto
del país y que tanto para la sanidad, como para la
universidad, la relación siempre fue tan cercana y que,
finalmente, tanto Andalucía como Ceuta son puntos donde
acaban residiendo ceutíes allí y andaluces aquí, el que
quede rubricado unos acuerdos de colaboración y cooperación
institucional es señal de que por fin los ceutíes somos
reconocidos en una región a la que siempre se tuvo de
referencia. La Semana Santa, los carnavales, la Feria, el
giro del castellano... son síntomas evidentes de que en
Ceuta prima el sentir andaluz.
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