El espacio Europeo de Educación
Superior (EEES), que toma el nombre de la Declaración
suscrita en Junio de 1.999 en Bolonia por decenas de
Universidades y asumidas y enriquecidas por otras
Declaraciones posteriores (Praga, Berlín, Bergen, Londres),
todas ellas ratificadas por más de 40 países.
En los momentos actuales es una ceremonia de la confusión,
cuando apenas falta un año para que el espacio educativo
común se haga realidad. La preocupación comienza a adueñarse
de los campus y se extiende a los centros de Educación
Secundaria. La situación es especialmente delicada en las
Universidades más importantes, con protestas que en algún
caso han derivado en la apertura de expedientes.
Algunos rectores muestran su preocupación ante la postura
del Ministerio que dirige Cristina Garmendia (Investigación,
Desarrollo e Innovación), y advierten de que, pese a que en
el movimiento contra “Bolonia” participan de forma
significativa e intensa, grupos con intereses más allá de la
Universidad (antisistemas, independentistas o sindicalistas
de extrema izquierda) no es una situación localizada y sin
importancia.
Los mismos rectores están de acuerdo con el EEES y con la
idea de converger en Europa, pero no cómo se ha llevado en
España, advirtiendo que “Bolonia” representa la movilidad y
la validación de títulos en el espacio común y la
oportunidad de construir una Europa del conocimiento y que
la UE no sólo sea un mercado sino también una Europa de
ciudadanos.
Para esos responsables de los campus, el proceso de
“Bolonia” ha sido un “despropósito” y ha estado huérfano de
liderazgo. “Se ha empezado la casa por el tejado, con la
aprobación de los másters antes que los grados y se ha ido
más allá de la mera adaptación de los actuales estudios de
las exigencia del EEES, centrando el debate en la duración
de los estudios, mientras otros países se limitaban a
adaptar las carreras para facilitar la armonizante, no la
homogenización.
Hay que recordar que “Bolonia” ni impone la duración de los
estudios, sino que fija un mínimo de tres años para que sean
compatibles en el espacio común. De hecho, inicialmente se
barajó una duración de 180 y 250 créditos (tres-cuatros
años). Además, denuncian que “el desorden ha sido mayor
porque el propio Gobierno ha cambiado dos veces los
decretos, que regulan el proceso y ha apostado por carreras
de cuatro años”.
Es necesario “más información por parte del Ministerio a la
sociedad y a la comunidad universitaria acerca de qué es
“Bolonia” y que se aligeren” los complicados sistemas
burocráticos, que crean inseguridad y crispación en los
campus y una gran desmotivación en el profesorado, sobre
todo, en el más veterano, que teme enfrentarse a una nueva
metodología docente, con mayor atención personal al alumno y
más trabajo fuera del aula. Algunos sostienen que ha llegado
el fin de la lección magistral, hecho que no parece cierto.
Eso sí, no será una Universidad esencialmente teórica, sino
que deberá combinar la teoría con la práctica y las clases
presenciales con los trabajos fuera del aula.
El proceso de “Bolonia” es imparable, pese a las numerosas
manifestaciones protagonizadas las últimas semanas por los
estudiantes de las Universidades españolas y que ha llevado
a los rectores a pedir una reunión urgente con el Ministerio
correspondiente.
España deberá adaptarse al ESSS, ya que supondrá una
actualización de las titulaciones que ofrecen nuestras
universidades, potenciando un papel más activo de los
estudiantes en el control, planificación y seguimiento de su
propio aprendizaje.
Esta iniciativa europea, de la que España forma parte nace
de un firme compromiso con la autonomía universitaria, la
libertad académica, la igualdad de oportunidades y los
principios fundamentales. En realidad, algunas de las quejas
tienen que ver de refilón con el proyecto de cambio, pero no
el de “Bolonia”, sino con el del Gobierno Español.
Pero, ¿qué quieren nuestros estudiantes?: que se pare la
aplicación de los nuevos Grados; que se abra un debate con
toda la comunidad académica para que entre todos se
construya una nueva alternativa; que las tasas de matrículas
no suban en los próximos años por esta reforma; que los
másteres tengan precios públicos, que sean asequibles y que
se multiplique el número de becas para todas las
titulaciones de Grado y Máster”. También quieren que las
prácticas del último año de Grado (cuarto) sean gratuitas.
Los alumnos tienen que pagar la matrícula de las asignaturas
que contienen prácticas en empresas.
Para algunos bien informados sobre el tema, “el proceso se
ha llevado mal desde el principio y se han metido muchas
cosas juntas, y eso es lo que ha complicado todo. Y ahora
todos los mensajes de “Bolonia” que llegan a la sociedad son
negativos. Incluso algunos piensan que esto es el
hundimiento de la Universidad, y eso es una barbaridad.
“Bolonia” es algo positivo y necesario, es una oportunidad
para que los estudiantes se puedan mover más por el mundo, y
el Ministerio no ha salido lo suficiente a defenderlo. Otra
cosa son los problemas financieros o los cambios derivados
de poner los títulos de Grado a cuatro años cuando en la
mayor parte de los países se ha optado por un Grado de tres
y un Máster de dos. Eso ha creado muchos inconvenientes…
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