Que la política (actividad de
quienes rigen o aspiran a regir los destinos de la nación,
autonomía, ciudad o pueblo) se ha hecho altamente rentable
para quienes la ejercen, ya no hay quien lo discuta. Y si
no, poniendo por caso la Autonomía Andaluza, veamos los
innumerables cargos, bien retribuidos, que se han
distribuido entre los que, a través de la política, han
accedido a ellos: 109 Diputados, 9 Senadores, Secretario
General, Secretario General Adjunto, Gabinete de la
Presidencia, Gabinete para las Relaciones con la Sociedad,
Gabinete de Prensa, Gestión Parlamentaria, Asuntos Generales
y Gestión de Personal, Publicaciones Oficiales, Entes
Públicos (radio y televisión), Publicaciones no oficiales,
Biblioteca, Documentación y Archivo, Gestión Económica,
Internet y S.E., Centro Informático, Mantenimiento, aparte
las Direcciones Generales, Subdirecciones, Presidencias de
Entidades Autonómicas, Provinciales o Locales, o sea, para
que seguir, esto es la intemerata. Y todos ellos acompañados
de sus respectivas plantillas de personal normalmente
vinculado al partido político en el poder lo que ha hecho
que la nómina de funcionarios de la Administración Central y
Autonómica se haya incrementado en 1.500.000 funcionarios,
que ya es decir. Y todo ello hay que multiplicarlo por
diecisiete mas dos Ciudades Autónomas…
Luego vienen las prebendas: coche oficial, jubilaciones
especiales, segunda actividad profesional, consignaciones
por desempeño de presidencias de comisiones, dietas, sueldos
de diputados en la autonomía y en el Congreso o Senado. Lo
que decimos: la actividad política se ha convertido en una
inversión a plazo fijo para quienes la disfrutan que se
enganchan a la misma, en algunos casos, después de varios
años de ejercicio de la política de partido (que se comienza
rellenando sobres de propaganda electoral y repartiendo las
mismas por los domicilios), luego desempeñando cargos en las
entidades y colaborando “muy estrechamente” con los
dirigentes mas notables y, por último, designados para
ejercer un puesto público aun cuando no cuente con otros
méritos que el de ser auxiliar de la Administración del
Estado como tenemos el ejemplo con la Excma. Sra. Diputada a
la que después de ejercer durante varios años un cargo de
libre designación y otros en la Asamblea, hasta se le ha
perpetuado su nombre con una estatua en un céntrico jardín
de la ciudad) o cualquier profesional (cuyo libre ejercicio
no le reporta ingresos para el sustento diario). ¿Qué se
merecería, pues, Alfonso Sotelo Azorín que fue alcalde de
nuestra Ciudad cuando disfrutaba de una gratificación para
gastos de protocolo de 25.000 pesetas mensuales y cuando los
Concejales ejercían su labor gratuitamente sin que
pudiéramos decir que cundía la corruptela pues todavía están
por ahí algunas de las personas que ocuparon estos puestos
con el único bagaje económico que su pensión por el
desempeño durante muchos años de su actividad profesional?.
Solo ha habido que mantener, a fuerza de trepar, pelotear y
lisonjear al mandamás de turno, el “cartel” de fiel
colaborador/a que luego vendrán las canonjías y las
compensaciones por el “continuo desempeño y entrega a la
labor de partido”. Estos no tienen que preguntar, utilizando
el dicho ya generalizado, una vez repartido el pastel de las
prebendas políticas (con lo que de compensaciones económicas
conllevan) “de lo mío qué?, pues ya tienen resuelto su
problema laboral desempeñando una actividad muy rentable: La
Política.
|