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cultura - LUNES, 15 DE DICIEMBRE DE 2008


alumnos en el recreo. reduan.

Plan de Convivencia en los centros
 

Alejar la conflictividad de las aulas

La práctica totalidad de colegios e institutos está elaborando sus planes de convivencia, una herramienta obligatoria por instrucción ministerial, entre cuyos ejes está la atención a la diversidad y la existencia de alumnos mediadores
 

CEUTA
David F. Pascual

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La formación que en el siglo XXI reciben los jóvenes en colegios, institutos y en menor medida en la universidad no se limitan ya únicamente al aprendizaje de unos conceptos básicos. La nueva apuesta es la enseñanza de la convivencia. Algo fundamental en una sociedad multicultural y determinada por la competitividad y el conflicto. Para ello, desde la cúspide de la Educación, representada por el Ministerio del ramo, hasta la parte más baja del escalafón, como son los colegios y demás centros escolares, se trabaja en fomentar la convivencia. Una de las herramientas fundamentales son los planes de convivencia.

La LOE establece que el proyecto educativo de cada centro deberá recoger los valores, los objetivos y las prioridades de actuación. Dicho documento deberá tener en cuenta las características del entorno social y cultural del centro, recogerá la forma de atención a la diversidad del alumnado y la acción tutorial, así como el plan de convivencia.

Por definición estos planes contienen las líneas de actuación del centro en relación con la convivencia. El proyecto incluye las líneas generales del modelo de convivencia, los objetivos específicos a alcanzar, las normas que lo regularán y las actuaciones a realizar para conseguir las metas planteadas.

Las actuaciones van encaminadas al desarrollo de comportamientos adecuados por parte de los alumnos para convivir mejor en las aulas y resolver los conflictos a través de la participación, de unos buenos cauces de comunicación y de la prevención de problemas de conducta.

De otro lado, como recordaron desde el colegio Valle-Inclán, este proyecto contiene también otros aspectos de la convivencia como son las conductas contrarias a la norma de comportamiento y las sanciones previstas. Unos planes que recogen los derechos y deberes de los alumnos, como no podía ser de otra manera.

Los centros ceutíes, volcados

No existe en este momento prácticamente ningún centro con el plan de convivencia terminado y actualizado a los últimos cambios realizados por el Ministerio de Educación. Las excepciones las representan el colegio Reina Sofía, que lo tiene acabado desde el curso pasado, el Ramón y Cajal, que además lo presentó a la Dirección Provincial, y el Andrés Manjón, que tiene pendiente el plan de convivencia aula por aula. El resto, entre colegios e institutos, lo tienen más o menos adelantado.

La celebración estos meses del curso sobre competencias básicas del profesorado está influyendo en la elaboración de los planes de convivencia. Muchos profesores de distintos centros están asistiendo y han prestado especial atención al último de los módulos que, sobre esta materia, dirigió José Antonio Binaburo, coordinador de ‘Escuelas, espacio de paz’ en Andalucía. Este ofreció unas nociones básicas para la realización de los planes de convivencia en los centros. “Hemos paralizado la elaboración de nuestro proyecto por la celebración del curso de competencias del CPR al que han asistido algunos de nuestros profesores”, precisó Ana Beltrán, directora del Mare Nostrum. Caso parecido ha ocurrido con los colegios Santa Amelia y Juan Carlos I, según manifestaron sus propios directores.

Los trabajos están muy avanzados en la mayoría de centros ya que empezaron a elaborar sus planes de convivencia en algún momento del curso pasado. Sin lugar a dudas, por su elaboración, por su periodo de ejecución y por su vigencia, los planes de convivencia son unos proyectos de medio y largo plazo. Desde el instituto Almina, Susana Borja, jefa de estudios, lo explicó bien: “Empezamos el pasado curso y estamos desarrollando actuaciones básicas. Consideramos que tendrán que pasar tres años más hasta que podamos ejecutar todas las acciones previstas”.

Uno de los casos particulares es el del instituto Siete Colinas cuyas labores en este sentido están algo paralizadas por el status de dirección provisional que tiene el centro. Al finalizar el curso se convocará un proceso para elegir nueva junta que será la que lleve los designios de este plan. Mientras, se trabaja en él pero a un ritmo menor.

El Camoens tiene otro tipo de vicisitudes como es el cambio en la figura del orientador estudiantil. Una nueva persona ha ocupado el cargo y ello repercute en esta cuestión. Este instituto cuenta ya con el proyecto educativo de centro y tiene como estiletes para la convivencia un educador y un trabajador social, según explicaron fuentes del Camoens.

El Ministerio de Educación tiene también que terminar de hacer sus deberes y es que queda por legislar aun ciertas cuestiones relativas a la atención a la diversidad. Muchos centros tienen pendientes sus planes a falta de este capítulo y en espera de novedades procedentes de Madrid. Es el caso del colegio de prácticas Maestro José Acosta.

Especialmente interesante es la labor del colegio Andrés Manjón donde la dirección ha planteado una mayor implicación del profesorado para realizar planes de convivencia por aulas. “La idea es medir el grado buen comportamiento de los alumnos y la ausencia de conflictividad clase por clase”, declaró Maria Luisa Abarca, directora. La renovación de estos planes grupales será anual.

El colegio Príncipe Felipe es de los muchos que tenían elaborado un plan de convivencia anterior a la obligatoriedad marcada por ley. La dirección del centro trabaja ya en una actualización del mismo ante la llegada de nuevos conceptos.

Desde el CEIP Rosalía de Castro se optó en su momento por iniciar la elaboración de este plan contando con la opinión de alumnos, profesores y padres. “La encuesta que realizamos fue un punto de partida para nuestro proyecto”, aclararon desde el centro.

La diferencia en secundaria

Los planes de convivencia tienen ciertos matices diferenciales cuando se trata de institutos de secundaria. Unos complementos aditivos que vienen determinados por la diferencia de edad de los estudiantes que albergan. Es entendible que cuanto mayores son, más pueden ser los problemas y de más envergadura.

Uno de los elementos diferenciales es la obligatoriedad que tienen los institutos de introducir en sus proyectos las figuras del estudiante mediador y el aula de convivencia.

El instituto Almina es, quizás, el centro de secundaria que más ha avanzado respecto a la figura de los mediadores. Unos estudiantes que antes de empezar a trabajar han de formarse, y en eso están.

La comisión de convivencia del centro, compuesta por un grupo de profesores evalúa los registros del centro en esta materia. Son ellos quienes también han de estar al tanto de la formación de alumnos mediadores.

La formación viene en cascada. El Ministerio de Educación inició el año pasado los cursos de formación de formadores en materia de convivencia. A estos ciclos asistieron el antiguo jefe de la Unidad de Programas, Rafael Leal, el profesor de filosofía del Camoens, Manuel Calleja Salado y un representante de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (FAMPA) de Ceuta. Estos, una vez finalizado el curso tiempo atrás han debido continuar la formación en cascada para que esta pueda llegar de forma indivudalizada a los centros educativos en esta fase de mediadores.

Desde el Almina consideran “fundamental” la figura del alumno mediador, sobre todo para que este trabaje en la resolución de conflictos con sus iguales y para ejercer con los estudiantes expulsados o expedientados. “Normalmente cuando un adolescente es sancionado tiende a pensar que se ha sido injusto con él, es expulsado varios días pero no reflexiona. Acaba desconectando con la realidad educativa y eso no es bueno. Ahí debe emerger la figura del alumno mediador”, aseveró Susana Borja, jefa de estudios del centro.
 


Los proyectos educativos de centro, según la Ley Orgánica de Educación

Artículo 121.1.El proyecto educativo recogerá los valores, los objetivos y las prioridades de actuación. Asimismo, incorporará la concreción de los currículos establecidos por la Administración educativa que corresponde fijar y aprobar al Claustro, así como el tratamiento transversal en las áreas, materias o módulos de la educación en valores y otras enseñanzas.

Artículo 121.2. Dicho proyecto, que deberá tener en cuenta las características del entorno social y cultural del centro, recogerá la forma de atención a la diversidad del alumnado y la acción tutorial, así como el plan de convivencia, y deberá respetar el principio de no discriminación y de inclusión educativa como valores fundamentales, así como los principios y objetivos recogidos en esta Ley y en la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, Reguladora del Derecho a la Educación.
 

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