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Es evidente que, pese a la
juventud del Puerto de Ceuta en los foros y en los ámbitos
crucerísticos del mundo, se estaban haciendo las cosas bien.
La prueba de ello quedaba perfectamente plasmada en la
continua presencia de grandes buques turísticos de escala en
el puerto de la ciudad. La evolución de este concreto
tráfico desde que en 1997 entró a formar parte, el Puerto de
Ceuta, de la Asociación Medcruise ha sido ascendente. Cada
año fueron superándose los números de escala de cruceros
hasta que este casi finito 2008 ha otorgado el balance más
positivo de los realizados hasta la fecha. Y es que, el peso
y la prevalencia del puerto de Ceuta y de su presidente en
estos foros internacionales, junto con la apuesta decidida
del propio puerto, respaldado por la labor paralela del
Gobierno de la Ciudad, ha servido de espaldarazo definitivo
para que, José Torrado y, por ende, la Autoridad Portuaria
de Ceuta haya pasado de ser miembro del órgano directivo de
Medcruise en la anterior etapa, a ser desde ayer [elegido
por los más de 70 puertos del Mediterráneo de más de veinte
países] vicepresidente de la Asociación de Puertos de
Cruceros del Mediterráneo. Ahí es nada.
Un puesto desde las alturas del sector crucerístico desde
donde beneficiarse de las sinergias evidentes que este
privilegiado lugar del control del tráfico de cruceros por
el Mediterráneo puede resultar no ya para el Puerto de Ceuta
[evidentemente], sino para la ciudad en general que también
apuesta por el mundo crucerístico como un sector donde
asentar bases turísticas y fomentar con medidas coadyuvantes
la cada vez mayor presencia de los grandes buques en las
sucesivas temporadas. La labor desarrollada, a veces callada
y sin excesivos alardes, dan claramente frutos positivos de
un nivel hasta ahora nunca vistos. El que Ceuta, con el
presidente de la Autoridad Portuaria a la cabeza, se erija
en una de las fichas clave de la jerarquía del gran looby
crucerístico del Mediterráneo, es una gran noticia por lo
que de beneficio traerá para la ciudad. Es para estar de
enhorabuena.
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OPINIÓN / EDITORIAL
