El PSOE actual o lo que quiera que sea hasta el próximo
sábado, cuando se refundará formalmente, no habla con nadie.
Con nadie de quien dude. No habla con los medios (con
algunos, la mayoría, de los medios), pero tampoco habla con
los ex compañeros a los que depura. Se lo comunica por
carta, fríamente. Al resto se les va llamando desde la sede,
de noche, horas extraordinarias. El PSOE es un riñón diésel
que pasa olímpicamente de que sus Estatutos digan que, en el
peor de los casos, cinco días antes de una Asamblea debe
conocerse su censo. Ayer formalizó la expulsión de las
cabezas visibles de la alternativa a Carracao. Aún así,
tendrá rival.
Si la venganza es un plato que se sirve frío a los expertos
culinarios ‘oficialistas’ del PSOE, estén o no llamados
ocupar cargos de alta alcurnia a partir de pasado mañana,
les debe de gustar helado, tanto como el viento de Poniente
que ayer azotó de nuevo las calles de la ciudad con la caída
de la tarde. Un año y medio después de su último naufragio
electoral, el cartero llamó ayer cinco veces a las puertas
de otros tantos de los que formaban parte del censo el 10 de
octubre de 2007. El sexto, séptimo si se cuenta a Antonio
Gil, es Javier Martínez, que tuvo el privilegio de que su
carta la firmase Ferraz y no De la Encina. Para hoy se
espera que se conozcan los nombres de los que completen el
cartel de la versión caballa de ‘Doce de patíbulo’ que se
cocina en la calle Daoiz o en Pueblo San Antonio, sigue
apuntando alguno de los expulsados.
Implicados y observadores, periodistas incluidos, habían
llegado durante los últimos días a la conclusión de que si
había un criterio [a la luz de lo expuesto por De la Encina
en sus dos últimas ruedas de prensa] para ‘peinar’ las 280
solicitudes de afiliación al partido recibidas en noviembre
durante 10 horas sería uno objetivo, dígase los nombrados en
la carta de Moya que sirvió para que la Federal disolviese
el partido o el dossier mediático donde se acumulan las
críticas y comentarios divergentes de su doctrina.
Pues no. Salvador de la Encina, la Comisión Delegada,
Madrid, Ferraz, la Ejecutiva Federal, la Secretaría de
Organización, Enrique Moya en sus largas madrugadas de
criba… Quien quiera que pasara el bisturí por la lista
decidió atenerse, a la luz de los resultados, a una norma
inasible que sólo puede utilizar el que no debe responder de
sus actos ante nada ni ante nadie. Y con esa vara de medir
decidió que Rafael Leal, más de dos décadas de militancia,
ni un solo comentario en los medios, al que ni off de record
se le sacaba un reproche a quienes mandaban en el partido,
fuera.
Será por su cercanía a León Molina, al que había que zurrar
aunque ni siquiera hubiera pedido seguir siendo militante.
Familiares y amigos también valen para ajustar cuentas con
gente como él, que un día dijo a este periódico que le
gustaría un Congreso Extraordinario de consenso, nada más.
Fuera también Manuel Calleja. Al profesor de instituto, una
de las cabezas mejor amuebladas y bibliotecadas también,
puerta también. ¿Por qué? Seguramente porque al muy… se le
había ocurrido ser coherente con sus ideas y principios y
seguir colaborando con el Grupo Parlamentario Socialista
(GPS), al que durante el último año y medio el PSOE o lo que
quedaba de él ha dado la espalda de una forma vergonzante.
Además escribe muy bien, con su nombre por delante, y nunca
aceptó cargos. Un libre. Fuera.
¿Se acuerdan de Gema Prieto? La antigua representante de
Médicos Sin Fronteras en Ceuta y posterior asesora de García
Arreciado en la Delegación, de la que no uno no oye más que
cosas buenas en todas partes excepto entre sus ex
compañeros, debía de merecerse algo más que haber sido
desplazada de su puesto de trabajo en mayo, tras las
elecciones generales. Al carajo también con ella. ¿Por qué?
Hay dos posibilidades más o menos verosímiles: 1) que su
pecado responda al nombre de estar vinculada
sentimentalmente a Gonzalo Sanz, otro de esos colaboradores
de Ramírez; 2) que sea por haber firmado a favor de la
celebración de un Congreso Extraordinario, algo que De la
Encina negó que ocurriría “nunca” a este medio.
A los malos, por escrito
Más. Gonzalo Sanz. Al que durante muchos meses fue delfín de
Palomo, el joven guerrero de las denuncias de la situación
de muchas barriadas con el que acostumbraba a comparecer la
ex secretaria general, se le acabó el bonus track el día que
se negó a asumir el cargo de portavoz parlamentario si no
tenía un hueco en la Gestora. Qué ambición la suya…
Condenado. A la calle también, con más razón ahora que su
nombre sonaba con fuerza como posible candidato alternativo
a Carracao, con quien compartió muchas horas de trabajo en
la calle Daoiz a la sombra de Palomo, la misma que juraba en
público que el ex secretario general de Juventudes nunca
sería su número uno al Senado.
Ahora no vale. Su caso es especial porque como muchos otros,
aunque él no lo diga [lo crean o no los perros del
hortelano, los que no hablan pero han conseguido que los
periodistas no puedan citar el nombre de sus fuentes por
miedo a las represalias] sí valía cuando el partido pidió un
crédito (lo hacen todas las agrupaciones) para financiar la
última campaña de Palomo. Es de suponer que ahora que su
socialismo no genera empatía su dinero y sus compromisos al
respecto también serán liberados. Otros que lo también lo
hicieron sí han entrado, por lo que el criterio de la criba
tampoco debe de haber sido ese.
No se aburran que aún hay más, porque obviamente del
‘triunvirato’ que un día hace no mucho dijo que serían
alternativa a la Secretaría General a Carracao no podía
quedar ninguno. Sin carné se quedará también Justino Lara,
otro veterano, la cara de la Junta de Obras del Puerto, que
después de muchos años en segunda fila había decidido dar un
paso al frente y al final acabó poniendo su valor al
servicio del proyecto alternativo que iba a encabezar Javier
Martínez. Ayer, cuando los rumores le alertaron de que daba
con sus huesos en la calle llamó a la sede y le dieron
largas. Las cosas no se hacen así: a los malos, por escrito.
De Martínez que había solicitado su traslado desde la
agrupación de León en octubre pasado y ahora, como entonces,
Ferraz se lo ha denegado, podrán recordar su cara si revisan
la hemeroteca del día después al asalto masivo de
inmigrantes sobre el perímetro del otoño de 2005. Fueron sus
15 minutos de gloria en los más de tres años que pasó como
director provincial de Trabajo y Asuntos Sociales, desde
donde tejió simpatías con, otro más, todo el arco político
de izquierdas de Ceuta excepto, precisamente, la dirección
de su partido. La de Palomo y la de después. ¿La misma?
Tras medio año trabajando con Arreciado el director
provincial decidió dimitir en silencio, sin una palabra de
más en público, y volver a su puesto como inspector de
Educación. Algunos socialistas le odiaban de antes,
supuestamente porque era de fuera y “ambicioso”. Otros le
odiaron por dimitir, por desleal. Un indeseable, vamos, y si
Zapatero le dijo a Palomo cuando visitó Ceuta que aprendiera
de él, aunque ni es su amigo ni va de ello porque fue en
León precisamente donde ya estaban en bandos enfrentados,
será que erró.
Cambios en las normas
Lo de Antonio Gil, tan previsible, ya se sabía ayer. Hoy, se
supone que correrán la misma suerte José Luis Martínez, el
anónimo denunciante. Salvadora Mateos, depurada ya como
Prieto de su cargo en primavera. Tal vez Eloy Verdugo, que
un día dijo una tontería en privado y le pusieron la cruz. O
cualquier otro sindicalista. O cualquier otro Leal. Esperen
al capítulo de mañana.
Eso por el bando de las cartas. En el de las llamadas
también hubo ayer una novedad significativa. Resulta que De
la Encina aseguró a los medios hace unos días que “ninguna”
persona que no estuviese en el censo en octubre de 2007
entraría en él.
Pues ya no. Después de tanto oír que JSCE y el PSOE son dos
entidades orgánicamente distintas ahora resulta que hay un
hilo invisible. A través de ese hilo esos jóvenes podrían
tener un papel capital el sábado.
Parece, o así lo interpretan los ‘críticos’, que como ni
evitando la entrada de nuevos ni echando a todos los líderes
visibles de los díscolos está segura la victoria, el que
tiene la sartén por el mango ha decidido una docena
aproximadamente de militantes de JSCE sin experiencia como
afiliados al partido tendrán voto el sábado.
El propio Triano se lo explicó ayer a este periódico: “A los
militantes de Juventudes Socialistas (JSCE) no se les aplica
esa condición porque, aunque orgánicamente distintas, a
nadie se le escapa que Juventudes es la organización juvenil
del PSOE”. Eso sí, quiso dejar claro, “JSCE no va a acudir a
la Asamblea como grupo; si alguno de sus militantes lo hacen
como afiliados del PSOE será libremente y a título
individual”.
Este periódico intentó ayer en más de una decena de veces
contactar con José Antonio Carracao para conocer su
impresión sobre el proceso y si mantiene su intención de
presentarse o no a la Asamblea para ser secretario general
del partido. “Flaco favor le están haciendo”, lamentó ayer
un veterano militante, uno de los que tienen claro que le
votarán, ante un café.
Si lo hace, tendrá rival. Ya está dentro del censo. Eso sí,
salvo que cambien de nuevo las normas.
|