Es el término más suave que he
encontrado en mi vocabulario para referirme a esa serie de
fanáticos ultras que tratan de dominar el mundo bajo del
ambiente futbolístico.
Afortunadamente la Justicia cuando tiene que tocar estos
temas los aborda con la claridad de lo que hay, de lo que se
deja ver y enviando, si es preciso, a la cárcel a aquel o a
aquellos que no fueron a vivir el espectáculo, sino a
sembrar de lodo todo un ambiente deportivo.
Y en este caso le ha tocado al Atlético de Madrid, por algo
le dicen “el pupas”, en su vuelta a la Champions.
Nada malo había programado el equipo rojiblanco en el
encuentro frente al Olimpic de Marsella, pero tuvo la mala
suerte de que un grupo de gamberros, ultras, seguidores del
equipo galo, armaran “la de Dios es Cristo”, con la
necesaria intervención de la Policía, a la que hicieron
frente varias docenas de estos seguidores. La Policía tuvo
que mantener el orden y lo logró aunque a costa de sufrir
alguno de sus agentes las agresiones o el intento de
agresión de estos “angelitos”.
Los destrozos fueron muchos en el campo y uno de los
policías, incluso, fue alcanzado con parte de una butaca que
habían arrancado de su sitio los fanáticos franceses.
La técnica, afortunadamente, hoy es capaz de captar todo, y
gracias a las cámaras se pudo localizar al más “bravo” de
todos, un personaje que parece que en el fin de semana es la
voz cantante de los más acérrimos seguidores marselleses,
aunque de lunes a viernes debe ser un trabajador normal.
La Justicia actuó y tras celebrarse el juicio, hace muy
pocos días, ese ultra, para más INRI, hispano francés,
tendrá que cumplir tres años y medio de cárcel.
Nunca se ha visto una respuesta similar en una afición,
desde el presidente del O. de Marsella hasta los ultras más
radicales, a pesar de todo, la condena la tendrá que
cumplir, por mucho que haya quien trate de hacer una
cuestión de Estado por esta sentencia y esta condena.
La hermana del condenado renegaba y sigue renegando de
España y de su Justicia, dice que no quiere ser española,
que espera a que su hermano esté libre para romper juntos el
pasaporte, a lo que yo diría:” No hace falta que esperes
tanto, rómpelo mañana mismo, y luego, cuando tu hermano
salga de la cárcel lo acompañas a él en su ruptura, porque
aquí no necesitamos españoles de su calaña”.
Y ahora el Atlético de Madrid tiene que ir a jugar el
partido de vuelta allí. El ambiente estará tenso. No creo
que se pase a nada más que a eso, y lo que no me ha gustado
mucho ha sido la postura del presidente del Atlético de
Madrid, poco menos que suplicando que ese ultra esté en
Marsella y vea allí el partido con los suyos.
El Atlético de Madrid, o su presidente, deben estar al
margen de esto, como lo debe estar el presidente del O. de
Marsella, que previendo lo que puede haber, según está el
ambiente allí, ha cambiado el tono altisonante por otro más
moderado y un poco más apaciguado.
Y yendo a la realidad, que en estos momentos un país serio y
civilizado como es Francia, tenga personas que apoyen
actitudes de este tipo, es algo realmente increíble, y que
no va al mismo paso que debe ir el deporte.
Ahora a esperar lo que hay en Francia esta semana, en
Marsella.
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