Y eso que estamos en época de
crisis. Y eso que ahora todos nos quejamos de que se vende
poco, de que la caja al final del día es muy inferior a la
de otros años por estas mismas fechas.
Pero, aun así, las persianas permanecen cerradas en los
comercios durante tres días consecutivos. No lo entiendo y
entiendo menos esos convenios, como el de Comercio y
Hostelería de Ceuta, que en muy poco se parece a algo que
cada día se lleva más como es la libertad de horarios,
exigible y conveniente para esta etapa del año, al menos, y
muy especialmente estando como está la situación económica,
a todos los niveles.
Que un sábado, un domingo y un lunes, todo seguido, veamos
las calles sin gente y las persianas de los establecimientos
cerradas a cal y canto, supone una merma de ingresos muy
importante y, más todavía, cuando en vísperas de unas
fiestas muy especiales del mundo musulmán, no sólo los
musulmanes de Ceuta, sino los del vecino Marruecos podrían
rellenar parte de esa deficiencia que se viene dando por la
crisis que nos azota. Porque no lo olvidemos, esta es una de
las fiestas más importante del año para las inmediaciones de
Ceuta, que es lo que nos interesa aquí y ahora.
Tres días de calles sin paseantes, sin “mirones” de
escaparates, sin compradores y sin establecimientos donde
poder comprar es un lujo demasiado caro.
Y volvemos a insistir, en todo convenio en el que falta una
libertad de horarios y de días para abrir, es algo que hoy
va con el paso cambiado, especialmente por la situación de
la economía en todos los aspectos, y además por la atención
que se merecen los potenciales compradores.
Además de que, al no haber rendimiento en la empresas,
obviamente no habrá o habrá menos empleados y pienso que
esos “empleados” ya sin trabajo no van a ser amparados, ni
por los sindicatos, ni por las otras partes que firman esos
convenios.
Lo más llamativo de todo es que se diga que únicamente
podrán decidir si abren sus comercios aquellos con un solo
empleado, por su carácter de autónomo, sin tener que ponerse
de acuerdo con nadie para ir al puesto de trabajo.
Una mente neutral no puede entender esto. Lo normal es que
el dueño del establecimiento y sus empleados se pongan,
entre sí, de acuerdo, porque es conveniente para ambas
partes, pero sin más intermediarios.
Los salarios de una jornada regulada están establecidos, las
remuneraciones, en casos extraordinarios, como pueden ser un
par de días de este tipo, se establecerían entre las partes
a las que interesa abrir en estas circunstancias.
En una economía floja, como puede ser la de la mayor parte
de los comercios hoy, aumentar “la caja” en estos días sería
vital, además de que al empleado, al menos a muchos, en
vísperas de unas fiestas como las que se avecinan, no les
vendrían nada mal unos cuantos euros extra, que al tener
cerrado el establecimiento y al no haber trabajado, no le
llegarán.
La Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE) ha
anunciado, hace algunas fechas, aquellos días en los que los
comercios pueden abrir sus puertas dentro de lo estipulado
en el convenio.
Mal andamos con estos convenios, porque un horario libre
conlleva un mejor servicio, unas mejores atenciones a los
clientes, cosa que no sé si se ha analizado en la CECE
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