La medicina preventiva es la
especialidad médica encargada de la prevención de las
enfermedades basada en un conjunto de actuaciones y consejos
médicos a los que todos deberíamos acceder sin complejos ya
que, muchas enfermedades se presentan sin ningún tipo de
sintomatología por ello, todos deberíamos realizarnos un
reconocimiento médico preventivo una vez al año.
Precisamente por esto, dedico mi columna con enorme gratitud
a todos aquellos profesionales de la sanidad pública y
privada quienes, ejerciendo esta labor esencial en nuestra
sociedad reciben, en muchas ocasiones, la incomprensión y
las críticas de quienes somos sus pacientes.
En la reflexión de hoy, solo tengo palabras de
agradecimiento a todos los que han participado con
profesionalidad y dedicación en la detección y diagnóstico
de una patología que no presentaba sintomatologías previas
de ninguna clase pero que, podría haber tenido consecuencias
muy serias en un futuro inmediato; médicos, personal
sanitario en general y administrativo.
Un rutinario reconocimiento médico de empresa realizado por
el equipo del Dr. Antonio Díaz Marín, en el Centro
Especializado en Prevención de Riesgos Laborales, detectó
una anomalía en el electrocardiograma realizado,
recomendando consulta cardiológica a pesar de las carencias
en los medios materiales disponibles. Experiencia, intuición
y excelentes conocimientos sobre el cuerpo humano de un
doctor al que agradeceré siempre su labor como especialista
en medicina del trabajo.
Informe en mano aunque, con mucha desconfianza en la
recomendación, acudí a los servicios de cardiología del
Hospital Civil de nuestra Ciudad y me puse en manos de un
“campeón” de la medicina ceutí, el doctor Miralles.
Dedicación, conocimientos y trabajo de este joven cardiólogo
que recogió la recomendación facilitada por Díaz Marín y
tras las pruebas realizadas, interpretó a la perfección los
resultados extraídos, recomendando la realización de una
prueba concluyente que señalará exactamente el alcance de la
lesión.
Prueba, que se realizó en uno de los mejores centros en el
diagnóstico de las patologías cardiovasculares del país, el
Instituto de Cardiología de Madrid, instalaciones obsoletas
aunque, perfectamente equipadas, ubicado en las
instalaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad
Complutense donde, unos cualificadísimos profesionales de la
sanidad me atendieron con la amabilidad y el cariño
requerido en estas ocasiones bajo la dirección del Dr.
Piñeiro.
En definitiva, solo tengo palabras de agradecimiento que he
personalizado en los doctores; Díaz Marín, Miralles y
Piñeiro quienes, han sabido dirigir con diligencia a un
extraordinario grupo de profesionales de la sanidad, que han
correspondido con amabilidad y simpatía a los recelos de un
paciente primerizo atenazado por la aprensión. Desde lo más
profundo de mi corazón, muchas gracias.
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