Día festivo, día de la
Constitución. Algunos atrapan la “pájara” y se desmelena en
la prensa escrita criticando la carta magna y mezclando
problemas familiares con los artículos de la misma.
Mi hijo pequeño me ha preguntado “Papá, si me das una
bofetada… ¿te meten en la cárcel?”, menudo problema se
presenta.
Escribiré un poco sobre bofetadas.
Me parece excesivo que un juez condene a una madre,
minusválida sensorial por más señas, a 45 días de prisión y
a un año de separación de su hijo por una simple bofetada.
¿Por qué no mete en prisión a los antidisturbios que golpean
¡con armas! a los ciudadanos?
Para cortar por lo sano, que un niño de diez años se ponga
por encima de los padres, una bofetada se siente más que los
gritos de reprobación, si no ¿por qué la policía
antidisturbios pega a la gente?
Claro, ellos, los policías tienen derecho a usar sus porras,
sus gases, sus artilugios eléctricos para reprimir a los
ciudadanos malos y ello muestra el ejemplo español: el
maltrato legal está bien considerado por los jueces ¿no?
No se puede considerar un bofetón puntual como un asunto de
maltrato y si hay sangre de por medio ese es una secuela
secundaria (podría haberse golpeado contra un mueble, por
ejemplo) y si el o autora del bofetón es condenada encima…
¡vaya ejemplo para el hijo!, con ello tiene un referente
para hacer lo que le venga en gana, el niño, y traer la
desgracia a su familia.
Ignoro el por qué la Justicia española se ceba en los más
indefensos, en los que no tienen medios para salir airosos
en un enfrentamiento con los jueces. Pero eso ya pasa de
castaño oscuro.
No entiendo cómo el juez no haya comprendido que los sordos,
los sordomudos, se valen de las manos para expresar lo que
quieren y ello pudiera ser una atenuante si la utilizó para
largar una advertencia a al hijo.
Es el primer caso que se da en España de que un juez condene
a una persona a la cárcel por una bofetada a su hijo díscolo
y encima éste tiene la preferencia de lanzarle zapatillas u
objetos lo que sí es ya un caso de maltrato físico a sus
progenitores.
No se cómo vamos a disponer del respeto de nuestros niños si
sienta este precedente, grave por lo demás al ser inculpada
una disminuida en este caso, que con ello ven crecidas sus
esperanzas de hacer lo que les venga en gana y subirse cada
dos por tres a las barbas.
Alguna manera habrá para que los sordos y sordomudos
entiendan que no está bien pegar a un niño. Nadie se ha
preocupado de inculcarles una educación tolerante, ni
siquiera les han educado en nada, y ello es necesario cuanto
más ignorante sean. De alguna manera tendrán que llamar al
orden a sus retoños, porque sabemos que éstos comienzan a
despreciar a sus propios padres cuando ven que tiene todas
las cartas en sus manos ¿para qué están los padres? ¿para
darles de comer y vestirlo nada más?. Problemático veo el
caso. Por muchos especialistas que digan una cosa u otra
nadie se pone de acuerdo.
Pero lo lógico está reñido con esa sentencia, si el juez
deja pasar el asunto de que el niño le ha arrojado a su
madre zapatillas o lo que sea, para centrarse en lo que
considera un caso de maltrato a causa de una simple
bofetada… malo veo el precedente que sienta. Muy exagerada
veo la sentencia, muy duro el complemento de mantener a la
madre alejada durante un año del niño… ¿a qué conduce eso?,
a convertir en un futuro delincuente a ese niño y así tener
asegurado el trabajo la Justicia por años.
Exagerado a todas luces porque el entendimiento de las
personas sordas o sordomudas está a años luz de lo que
entendemos por sociedad, no todas las personas sordas o
sordomudas claro está, más aún cuando provienen de un
estrato de la sociedad bajo o bajo-medio como parece ser
este caso que está levantando polémica.
Si no hay orden en el entorno familiar, luego no se quejen
de lo mal que se portan nuestros jóvenes y de los supuestos
derechos que les estamos ofreciendo en bandeja.
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