Y no desde ahora, desde hace más
de 40 años, cuando se empezaron a dejar ver, precisamente,
en el secuestro de un cónsul alemán.
Desde entonces ya ha llovido, pero los chaparrones del
terrorismo etarra siguen de la misma forma, y el “paraguas”
que “la democracia terminará con ellos”, está demasiado
manido y repetido hasta la saciedad, mientras ellos siguen
ahí como hace tiempo.
A lo largo de estos “cuarenta y pico” años, se han contado
por docenas el número de asesinatos, no han tenido ningún
tipo de escrúpulo y todo aquel que ha sido colocado en “su
diana” ha terminado de la misma manera, asesinado.
Además, han demostrado en cientos de ocasiones que son
auténticos profesionales del crimen y que no es fácil que
fallen. Están entrenados, bien entrenados para matar, pero
¿Dónde?. A esta pregunta se han dado mil respuestas, y lo
más lamentable es que los servicios de información
correspondientes parece que no han dado con el sitio exacto,
para que con la ley en la mano, nacional o internacional,
quedara arrasado aquel campo de entrenamiento.
En más de una ocasión he traído a esta columna aquella
famosa frase de un buen ministro del Interior, Martín Villa,
cuando en uno . de esos momentos de “fiebre” tras un
asesinato dijo:” O ETA termina con nosotros o nosotros
terminaremos con ETA”. Desde entonces ha habido varios
ministros de Interior, yo diría que todos ellos buenos,
porque lo más granado de la política ha pasado por esa casa,
pero ETA sigue ahí.
Mil veces hemos oído decir a los políticos de turno que “ETA
ha quedado descabezada”, y ETA ha vuelto a salir, sus
cabezas se reproducen a una velocidad de vértigo.
El pasado jueves, otra vez, la puerta de muchas
instituciones acogió a centenares de personas que repudian
el terrorismo y que se manifestaban silenciosamente, durante
unos minutos “contra la cruel actuación de la banda
asesina”. Eso ya pasó. A los tres días todo parece haberse
olvidado, salvo para los familiares y los más allegados, y
mientras tanto, unos sueltos por ahí, carcajeándose de la
Policía, de los Gobiernos, de los Jueces y de todo tipo
personas que les salen al paso. Otros, menos de los que
debieran estar, en la cárcel son tratados a cuerpo de rey,
apartados “del mundanal ruido” y con más comodidades que si
estuvieran en un hotel de cinco estrellas. ¿Hasta cuando?.
Esta es la pregunta que nos hemos hecho y seguiremos
haciéndonos quienes hemos seguido, durante más de 4 décadas
el deambular de esa banda, a la que siempre, cuando caen en
manos de la justicia, reciben el rigor de las leyes
vigentes. Se les sanciona con lo que hay, pero ya va siendo
hora de que eso que hay se vaya remodelando, cosa que no
está en manos de los jueces, ni de los peatones, sino de los
políticos que, buena parte del tiempo se pasan “discutiendo
sobre el sexo de los ángeles” cuando este problema debiera
ser prioritario, para la elaboración de unas leyes justas
sí, pero con la dureza que esta lacra merece.
Veo la foto de la repulsa del terrorismo etarra a la puerta
del Palacio Autonómico. Veo en esa foto a los primeros
políticos de la Ciudad, a algún policía, a mucha juventud, y
todos ellos, como personas de bien apuntando hacia un mismo
lugar, hacia la desaparición del terror. Acabamos de
celebrar los 30 años de la Constitución, que esta no sirva
de cobijo a ningún terrorista.
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