Un grupo de pensionistas que vive en la segunda planta del
mercado de O´Donnell reclama una solución inmediata al
aspecto que presenta su portal y a las filtraciones de agua
que sufren en sus propias viviendas. El acceso a sus casas
está casi en ruina: no tienen telefonillo, la puerta está
rota, hay un sótano que sirve de reunión para los
inmigrantes, y las humedades y la falta de salubridad son
patentes.
La falta de salubridad en la entrada a las viviendas de
pensionistas del mercado de O´Donnell es patente y merece
acotarse entre exclamaciones: la puerta del portal está
abierta casi siempre y el cristal traslúcido que se sitúa
entre los barrotes está roto y da aspecto de edificio en
ruina. Ya dentro, los pensionistas de estas cinco viviendas,
hablan de que necesitan dejar la puerta abierta para que el
cartero no se lleve las cartas o para que quien viene a
visitarles pueda llegar hasta el portón de la casa. Y es que
no tienen telefonillo. Los cables penden junto a la puerta y
da la sensación de ruina. En frente, detrás de una moto
empolvada, los contadores del agua y la luz permanecen sin
cubierta y protección, por lo que son manipulables. Los
fusibles de todo el bloque también viven a la intemperie. “A
veces nos han apagado las luces por la noche”. Todavía en el
zaguán, a la derecha de la puerta de entrada, una puerta de
madera sin cerradura y abierta comunica con un sótano que
desprende un hedor insoportable y donde pernoctan o se
reúnen los inmigrantes. La suciedad, una cama, basura y
periódicos viejos componen el panorama bajo la penumbra de
este antiguo aljibe. Las humedades y las filtraciones de
agua son comunes en las paredes de las escaleras que
comunican con las viviendas. “Esto se anega cuando llueve”,
apuntó Carmen, una de las vecinas.
A mediados de los años 80, este grupo de jubilados se
trasladó a estas viviendas municipales de la mano del
entonces alcalde Francisco Fráiz. Los inquilinos viven de
alquiler y el estado de sus casas es perfecto, excepto
cuando llueve. El agua cae en forma de bolsas por las
paredes o gotea de manera incesante sobre camas de
matrimonio, cuartos de baño o recibidor.
Hace un año denunciaron la situación al Gobierno Autonómico.
“Vinieron, colocaron la puerta nueva -la de entrada a las
viviendas-, midieron, pero no hicieron más de lo que
prometieron”. Estos vecinos exigen una reforma integral,
porque parece imposible adaptarse a unas condiciones de
habitabilidad en el año 2008 y en una ciudad española.
Hace unos días, Carmen, la portavoz, se dirigió a Juan Vivas
durante el acto contra el humo que se produjo en el Mercado
Central. “Tomó nota de mi teléfono y todo, pero a día de hoy
nada”. Seguramente el presidente haya tenido la agenda
ocupada estos días, pero deberá acometer la reforma cuanto
antes, puesto que O´Donnell presenta un aspecto de barrio
moderno después de las últimas reformas, algo que no
concuerda con esta casa.
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