El templo hindú estaba abarrotado,
con la plantilla de autoridades de la Ciudad, civiles y
militares, al completo. El presidente de la Comunidad Hindú,
Chandiramani, habló prudente y con emoción contenida,
tendiendo la mano en un generoso gesto a todos los
conciudadanos pues, como señaló, la populosa Bombay (con más
de 20 millones de habitantes) y la pequeña Ceuta no dejan de
guardar, pese a la distancia geográfica, varias similitudes:
ciudades abiertas bañadas por la mar, acogen tolerantes en
su seno a todas las religiones; Chandiramani, después de
unas evocadoras palabras para el “Mahatma” (Gran Alma)
Gandhi, artífice del proceso de independencia de la India
por vía pacífica, destacó tres axiomas que conforman un
programa de principios: “Todos somos hijos de Dios”; “con el
atentado de Bombay no se debe criminalizar a ninguna
religión en particular”; “la educación en valores es un eje
en la lucha antiterrorista”. En el acto religioso, oficiado
por J.C. Ramchandani, dejo subrayadas en mi cuaderno unas
peculiares y sorprendentes notas de campo que la prudencia
me impide transmitirles. Hay cosas que no solo no encajan
sino que el mero echo de analizarlas, haciendo la luz sobre
ellas, podría arrojar (no ya sobre este escribiente)
amenazas ciertas de muerte.
Por lo demás, los atentados de Bombay y su novedoso “modus
operandi” (armamento empleado, ataques en binomio…) abren
las puertas a siniestras hipótesis, además de la supuesta
conexión con el ISI pakistaní. Como escribí a las 24 horas
del atentado, es muy sospechosa la muerte (¿tiro en el
pecho… o tiro en la nuca?) del jefe de la lucha
antiterrorista india, Hemant Karkare y la de dos de sus
ayudantes. ¿A quién le interesa profundizar en la estrategia
de la tensión en la región…?, ¿hasta donde llega, por otro
lado, la infiltración de la extremista “Sangh Pariwar” en
las fuerzas armadas de la India?. Les sugiero consulten,
estos días, dos solventes periódicos en inglés: “The Times
of India” y “Expressindia”.
En cuanto al vecino Marruecos, destacaría dos noticias
enmarcables en las grandes masacres terroristas que viene
sufriendo el mundo en los últimos años. El pasado jueves el
Tribunal de Apelación de Salé condenaba a Hicham Ahmidan,
primo del famoso narcotraficante tetuaní “El Chino”
(presuntamente inmolado en aquel piso de Leganés) a diez
años de prisión, por su implicación en la masacre del 11-M
en Madrid, aunque con toda certeza habría huído a Marruecos
(como Mohamed Haddad, aunque este fue absuelto tras ser
juzgado en ausencia) antes del atentado. Curiosamente,
Hicham Ahmidan no llegó nunca a ser interrogado por el juez
de la Audiencia Nacional Del Olmo en sus viajes a Marruecos.
Paralelamente ha sido aplazado para el 18 de diciembre el
juicio de Abdelilah Hriz, otro implicado en los atentados
del 11-M y acusado como autor material de los mismos en
España, siendo interrogado por el juez Del Olmo en la
prisión de Salé, en diciembre de 2007. Otro día quizás me
anime a retomar la “saga de los coches”, todo un culebrón:
desde el del “Chino” curiosamente encontrado en Ceuta (véan
“Sniper”, del 19 de octubre de 2007 ) al del “sueco”,
hallado también junto al cuartel de El Serrallo junto, como
no, al sorprendente destino tan particular del coche de Abou
Dada, implicado en el 11-S y fundador del grupo terrorista
“Los Soldados de Aláh”. ¿Qué te parece, Mohamed Haddad…?
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