Dicen los que trabajan con él a diario que se trata de una
persona que facilita la labor, porque a todo le pone buena
cara y sentido del humor. Se podría decir que Juan Gómez de
Salazar ha sido el paje del comandante general, como el
asesor en la corte. El coronel jefe del Estado Mayor se
encarga cada mañana de encender los motores de la
Comandancia General y de él depende directamente que la
máquina se encuentre engrasada. Su relación con Vidal de
Loño es directa y diaria. Su cometido consiste en informar
de todo lo que ocurre en las unidades, en la rutina militar
ceutí. Este madrileño será relevado el 20 de diciembre en su
puesto después de dos años sirviendo en Ceuta. Esta ha sido
parte de su vida.
Pregunta.- ¿Qué recuerdos se le vienen a la memoria
cuando piensa en sus dos años en Ceuta?
Respuesta.- Los recuerdos se abarrotan en mi memoria. Ten en
cuenta que han sido dos años muy intensos. Si tuviese que
destacar alguno, la acogida que tuve a mi llegado y todas
las muestras de cariño que constantemente he ido recibiendo.
El recuerdo de los ceutíes y Ceuta permanecerán siempre
imborrables.
P.- ¿Cuando usted llegó ya estaba Vidal de Loño como
comandante general?
R.- Cuando yo llegué estaba el general Hortigüela. Estuve
seis meses con él. Yo llegué en diciembre de 2006 y hasta
junio estuvo él. Desde entonces y hasta ahora, el general
Vidal de Loño.
P.- ¿Cómo han sido sus relaciones con ambos?
R.- Mi relación profesional con cualquier comandante general
es la relación de cualquier jefe de Estado Mayor con su
superior: estrecha, permanente, leal y, fundamentalmente, de
asesoramiento. Yo al general le presento los problemas y le
asesoro sobre las posibles soluciones. Una vez que el
general toma la decisión, como somos militares y lo tenemos
aprendido desde que entramos en el Ejército, todos sus
subordinados se ponen detrás de ella para empeñarse a fondo
y cumplir con lo que él dice. ¿Cómo entra ahí el Estado
Mayor a actuar? Entra transformando las decisiones del
general en órdenes a las unidades subordinadas. Esas órdenes
que se plasman en documento también tienen una función de
control de Estado Mayor, es decir, ver que esas órdenes se
están cumpliendo. Es algo bastante complejo.
P.- El de Ceuta, dentro de todos los destinos que ha tenido,
¿cómo lo recordará?
R.- A Ceuta la voy a recordar como uno de los más
gratificantes. Este destino ha sido complejo... se me
ocurren un montón de adjetivos. Ha sido atractivo, de mucha
importancia. Los asuntos que se tratan en este despacho
siempre afectan a todas las unidades. Estamos hablando de
más de 3.000 hombres y mujeres. Va a ser uno de los mejores
destinos de mi vida militar, seguro.
P.- Si tiene que recordar una de las decisiones más
importantes...
R.- Uno de los recuerdos más importantes que guardo es el
regreso de la Agrupación Ceuta de Kosovo, al mando del
coronel Acevedo. Volvieron a casa sin ninguna novedad. Y más
importante que eso es haber cumplido con satisfacción la
tarea. También recuerdo la llegada de los Reyes, la
despedida del general Hortigüela y, como ya he dicho antes,
la acogida.
P.- Pero... ¿la acogida de quién?
R.- De este Cuartel General. Lo que más sorprende al foráneo
cuando aterriza en Ceuta es el cariño que todo el ceutí
muestra con el militar.
P.- ¿Aquí el militar es tratado de manera diferente?
R.- Esto supone una ventaja adicional. Porque se facilitan
todas las cuestiones. Levantar el teléfono para llamar a la
Delegación o a la Asamblea para tratar un asunto y saber que
la predisposición al otro lado del teléfono es buena, supone
una ventaja. El militar está integrado plenamente en la
sociedad. Eso lo ve cualquiera.
P.- ¿Cómo le va a dejar el puesto al coronel Azcárraga?
R.- Lo mejor que he podido, pero no me preocupa ese tema
mucho. Sé que el coronel Azcárraga tiene enormes cualidades
profesionales y personales. Y se va a encontrar aquí con
unos profesionales a sus órdenes que son de la máxima
categoría y eficacia. El pronóstico es que va a tener éxito
en su empresa.
P.- ¿Hubiera preferido vivir su experiencia como coronel
mandando una unidad?
R.- Si me hubieras hecho la pregunta antes de venir a Ceuta
te hubiera dicho que sí, no por todas las unidades, pero por
alguna en concreto, sí. Pero ahora, después de dos años, no
lo cambio por nada, por ninguna unidad.
P.- ¿Cómo ha visto a La Legión y a Regulares?
R.- A la Legión la conocía de mi etapa en la Brigada
Paracaidista. Lo que no había tenido ocasión es de mantener
un contacto tan estrecho con Regulares. Lo que más me ha
sorprendido, no es solo el historial, sino también el nivel
de preparación. Es excepcional. Tanto Regulares como la
Legión están al nivel de cualquier unidad de infantería
ligera del Ejército; son unidades muy operativas.
P.- ¿Cuál ha sido su vida diaria?
R.- Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Al venir
aquí sin la familia, el calor de la casa no lo tienes, pero
el estar solo te permite una mayor dedicación, no hay
horarios. Mi vida aquí ha sido particular. Yo me levanto a
las 6.15 y me voy a correr entre 6.30 y 6.45. Me vengo aquí
-Cuartel General- y veo amanecer por la playa de la Ribera,
un privilegio. Después me ducho en el Cuartel y paso a darle
las novedades al comandante general. Hago un resumen de lo
que ha ocurrido en la Comandancia y empezamos el trabajo.
Una reunión con el Estado Mayor a las 8.45, donde
coordinamos las actividades. La finalizamos con un punto de
situación, donde situamos al general y al segundo jefe de
las actividades del día, del personal que hay fuera de la
Comandancia, cómo está el nivel de operatividad... Uno ya
está en la media mañana y empiezan los despachos con los
jefes de sección, alternando con visitas a unidades, o
haciendo inspecciones... Todo esto se compagina con el
Cuartel General de la Fuerza Terrestre en Sevilla, de quien
dependemos. Tenemos una relación diaria.
P.- ¿Cuál va a ser su destino? ¿Podría ascender a general?
R.- Todavía no lo sé, aunque probablemente pueda ser algún
cuartel general de Madrid. Los ascensos a general son por
elección y hacer cualquier tipo de planes al respecto no
sería una postura inteligente. Me gustaría mencionar que las
relaciones con los cuerpos policiales han sido exquisitas y
eso sí que lo he descubierto aquí. Nunca había tenido la
posibilidad de trabajar tan estrechamente ni con la Policía
ni con la Guardia Civil.
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