ETA nos está torturando a toda la
sociedad con estos asesinatos”, ha dicho el lehendakari,
Juan José Ibarretxe, en su comparecencia tras el asesinato
en Azpeitia (Guipúzcoa) del empresario de 70 años Ignacio
Uria Mendizabal. Totalmente de acuerdo. Una gran verdad.
Esto tiene que finalizar. El terror no puede someter al
pueblo ni a las instituciones legítimas. Tal práctica es
intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una
visión democrática y unos valores éticos de la vida. No sólo
vulnera libertades, enraíza una intolerancia que hay que
perseguir y juzgar, aparte de condenar con firmeza. Los
terroristas no saben otra cosa que matar para provocar
miedo, incertidumbre y división en la sociedad.
En su lucha contra el terror, la sociedad tiene tres armas:
la ley, la opinión pública y la conciencia moral. Todas las
fuerzas vivas del Estado han de trabajar conjuntamente, con
todos los medios legítimos a su alcance, para que la norma
se cumpla en su totalidad. Y toda la sociedad, sin
exclusiones, estamos obligados a anteponer la unión contra
el terrorismo. Generar opinión pública es tan preciso como
necesario para proclamar que es objetivamente ilícita
cualquier colaboración con los terroristas, con los que los
apoyan, encubren o respaldan en sus acciones criminales.
Injertar conciencia moral es de gran importancia para que se
considere y estime a la persona y a sus derechos como
inviolables y parte esencial del bien común.
La tortura de ETA exige un esfuerzo social colectivo de los
demócratas. Nadie puede eximirse del rechazo contundente a
la violencia como medio de actuación con finalidades
políticas. Hay que ir más allá de la mera condena. Las
indecisiones, o las divisiones entre las personas e
instituciones democráticas, siempre pasan factura. Son
aliento y fortaleza para los terroristas. Es cierto que ETA
nos está torturando a toda la sociedad con estos asesinatos,
pero esta verdad lo que reclama son respuestas de verdad,
que no está de parte de quién grite más, sino de parte de
una sociedad en la que realmente se interesan los unos por
los otros y los otros por los unos.
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