A sus 24 años Guillermo Molina tiene un palmarés espléndido
al que tan solo le falta una medalla olímpica. No obstante,
el waterpolista es el único ceutí que ha participado en dos
Olimpiadas (Atenas’04 y Beijing’08) y en ambas consiguió
diploma al terminar España sexta y quinta. En Londres
Guillermo dispondrá de una nueva oportunidad para subirse al
podium, aunque su próximo reto es el Mundial de Roma en el
2009.
El jugador ceutí, elegido en el último Campeonato del Mundo
de Melbourne M.V.P. (jugador más valioso), pese a que el
combinado español no jugó la final acabando tercero, posee
unas cualidades innatas para la natación y el waterpolo,
pero ha sabido entrenar muchas horas y sacrificarse para
llegar a la élite, donde está instalado desde los 17 años.
Pero por encima de su brillante currículum, Guillermo es una
persona humilde, cercana, capaz de levantarse a las seis de
la mañana durante sus vacaciones para entrenar con los
jugadores del Caballa. Un espejo donde mirarse los
deportistas de esta tierra, que merece que el pabellón del
Recinto lleve su nombre.
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