PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 4 DE DICIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

Barbate, tierra de acogida
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

Tres maestros destinados a Barbate de Franco. Año 1966. Hicimos el viaje, desde Cádiz, en el popularmente conocido como “coche de la hora”. Durante el viaje, recordé mi niñez, cuando le llevaba a mi padre, productor de la fábrica de hielo, de la empresa Weil S.A., el desayuno. Siempre la pregunta del carabinero, ¿a dónde vas? La respuesta: a llevarle el desayuno a mi padre. ¡Pasa! Y mi regreso con mi “apreciado” regalo: un cartucho o talega con boquerones de aquellos barcos barbateños, que arribaban en el muelle de “La Puntilla”, lugar donde se encontraba la fábrica. Los barcos repostaban el hielo y, al mismo tiempo, el combustible y artilugios de pescar, que también podían conseguir en nuestra ciudad. Con el pescado “regalado” se resolvía en nuestra casa, parcialmente, el problema diario de la comida, una buena ayuda, en aquellos años difíciles, después de la llamada Guerra Civil. Años de escasez, donde recuerdo las cartillas de racionamiento. Desde aquellos años, siempre mostré mi gratitud a los desprendidos y solidarios pescadores que nos ayudaron a sobrellevar nuestra menguada economía. Tiempos en los que no era necesario apretarse el cinturón, porque ya nacíamos con él apretado.

Mi llegada a la estación de autobuses me devuelve a la realidad. Me esperaba un tiempo lleno de ilusiones. Atrás, quedaba mi plaza en el Parque de Artillería. Ahora, a empezar una nueva experiencia, con mi puesto conseguido en el Magisterio Nacional, en Barbate de Franco, el lugar de aquellos pescadores que tanto bien nos hicieron.

La elección de Barbate de Franco, ante las opciones de otros lugares, se debió a tres razones principales: la similitud con nuestra ciudad, el disponer de viviendas para maestros y la hospitalidad de sus habitantes, que después pudimos comprobar.

En estos días, he tenido la suerte de reencontrarme con mi compañero y amigo, Pedro Martínez Ríos, de la primera avanzadilla de maestros de Ceuta, que eligieron Barbate de Franco, como lugar de trabajo. Fue en unos momentos donde existían serios problemas para dotar a las escuelas de maestros y maestras, situados en los años sesenta. Según informes, existían aulas cerradas por falta de maestros. Se planteaba, por la Administración, la posibilidad de nombrar “maestros idóneos”, es decir, que no tuvieran la oposición aprobada, ya fuese por el “plan antiguo”, o el plan nuevo de 1965, aunque algunos “colaron” solamente con demostrar un Bachillerato antiguo, el de siete años, sin pasar por las aulas de Magisterio, y una “relación contractual especial”.

Este fue el escenario que se encontró el bueno de Pedro Martínez, junto a otros compañeros como Antonio G. Arroyo, Miguel Calderón, Adolfo Rovayo, Ildefonso Porro, Manuel Méndez, Joaquín Martínez Delicado, Manuel Fernández Ragel y un larguísimo etc. que haría interminable la cita. Algunos, cuando tuvieron la oportunidad de trasladarse a sus lugares de origen, lo hicieron, ya que habían conseguido el “derecho de diezmilistas”; otros, al conseguir su pareja, en esta tierra de acogida, se quedaron.

También, junto a la “invasión” caballa, se encontraban maestros de otros lugares de España: Extremadura, de las dos provincias, de otros puntos de Andalucía, maestras de Madrid y Galicia… que dejaron allí la huella de su responsabilidad contraída.

Hablar con Pedro es un lujo. De forma reposada, como buen maestro que fue, se explica como un “libro abierto”. Es una gran enciclopedia y con su sabiduría y elocuencia llega a “enganchar”. Nadie, fuera de Barbate, puede hablar mejor que él de esa historia parcial que le tocó vivir, llena de anécdotas y ocurrencias. Un “tertuliano” de gran categoría.

Con él, he comentado la idea de la conveniencia de iniciar los trámites correspondientes para que se produzca el “hermanamiento” de nuestros dos pueblos, Barbate (ya sin Franco) y Ceuta. Sería un hecho de gran significación que Barbate dispusiera de una “Casa de Ceuta”, que aunque oficialmente no existe, sí que a nivel personal y particular, hay buenas relaciones entre ciudadanos de las dos localidades.

Encontramos raíces muy profundas para que el hecho se realice. Por un lado, esas “visitas” de barcos pesqueros, que se prolongaron en el tiempo, sólo interrumpidas por causas de distintos tipos: por un lado, según la información facilitada por Manuel Morales, antiguo empleado de la fábrica de hielo, la independencia de Marruecos (1956) que siendo lugar preferente, casi único escenario de pesca, los permisos crean grandes dificultades; por otro lado, las instalaciones de modernas fábricas de hielo en Algeciras y el propio Barbate, terminan con muchos años de historia de nuestra fábrica, que se convierte en obsoleta.

Mi amigo y vecino Manuel Morales, con nostalgia, me dibuja mentalmente el gráfico triangular Marruecos-Ceuta-Algeciras, en aquellos tiempos de gran actividad pesquera: Marruecos, lugar de capturas; Ceuta, lugar de abastecimiento de hielo, combustibles y efectos navales y Algeciras, lugar de venta.

Pero hay más que un hermanamiento: la posibilidad de rememorar esa ruta que bien podría llamarse “ruta del hielo”, donde una vez al año se podría recordar.

Para finalizar ese hermanamiento, decir que los ceutíes José Caracena y José Mata, ocuparon puesto de relieve en el Ayuntamiento de Barbate. El primero como Alcalde y el segundo como Secretario. Por otro lado, los fieles de la iglesia de San Juan de Dios, tenemos como cura párroco a un barbateño: el padre Francisco J. Fernández Alcedo, que vería muy positivo que estos hechos se llevaran a cabo, ofreciéndose como colaborador.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto