Como ya sabe el lector ayer y hoy
se celebran en Ceuta, ciudad querida, las “Primeras Jornadas
de Seguridad Privada” organizadas por el Grupo Ecos,
academia especializada en un amplio abanico de cursos
destinados a vigilantes de seguridad partiendo, en un primer
escalón, de la obtención del diploma necesario para el
ejercicio de esta profesión, en clara expansión. Al final y
a última hora (debido a un problema de agenda relacionado
con una importante reunión de índole económico, que al final
no tuvo lugar), el Presidente de la Ciudad Autónoma fue
sustituido por el Viceconsejero Javier Diez Nieto, quien
inauguró oficialmente las Jornadas junto al Jefe Superior de
Policía, J.L. Torres Ruiz y el Superintendente de la Policía
Local, Ángel Gómez, quienes acompañaron al director del
“Grupo Ecos”, Juan José Díaz García.
Hoy por la tarde, precisamente, me cabe el honor de abordar
el reto de la seguridad privada ante la creciente amenaza
del terrorismo yihadista, pandemia que pasará ser el pan
nuestro de cada día substituyendo, en acciones y letalidad,
al terrorismo tribal etarra.
Aprovecho también, amigos lectores, para apuntalar lo que
les adelantaba ayer sobre Mohamed Haddad, el presunto
terrorista vinculado al 11-S y al 11-M que, por falta de
pruebas vinculantes (porque lo que son indicios racionales
de criminalidad, abundan), fue absuelto en ausencia
(curiosamente tuvo la “habilidad” de partir a su Marruecos
natal poco antes de la masacre del 11-M) por la Justicia
española, pese a ser “señalado” como implicado por el propio
general Hamido Laânagri en aquella famosa escena del
“papelito”…; ¿una sutil forma, quizás, de los servicios de
inteligencia marroquíes para protegerle como agente
infiltrado …? Hipótesis de trabajo perfectamente plausible,
sobre todo si tenemos en cuenta el estrecho vínculo con una
de sus amistades de la infancia y la trayectoria del propio
Haddad, quien en “petit comité” alardea de haber sido
torturado (¿no es así, Mohamed?) tras duros interrogatorios
en la famosa cárcel de Temara, cercana a Rabat. Con el patio
revuelto, me permitiría recomendar a nuestros amigos y
vecinos marroquíes que empleen mejor sus esfuerzos,
desmantelando por ejemplo la célula salafista yihadista que
campea por el Rif (histórico territorio que he recorrido con
largueza a lo largo de estos años y que, puedo asegurarles,
el Makzhén no acaba de controlar), con base para ser exactos
en Targuist; o erradicando el fenómeno de los
“jóvenes-bomba” marroquíes (ya saben que me niego a emplear
el honroso término de “kamikace”), alistados en la “yihad”
de Irak (vía Turquía) procedentes, no solo, de Tetuán… Por
ejemplo, en los últimos años entre diez y once candidatos al
martirio ritual partieron de la provincia de Larache (y la
villa de Alcazarquivir), si bien (interpretemos la
estadística) tan solo dos de ellos procedían de familias
oriundas de la región; ¿más datos…?. Bien, al menos uno
procedía de Beni Mellah y, otro, trabajaba en una
gasolinera. Por cierto, lo que son las cosas, recuerdo ahora
que Haddad (otro secretillo bien guardado, ¿eh Mohamed?, que
no cuentas a los colegas de la prensa marroquí), antes de
ceder su pasaporte a un terrorista confeso intentó él mismo
pasar a Irak desde Turquía; y por cierto, ¿dónde extremó su
radicalismo Mohamed Haddad…?. Por si el respetable lo
desconoce, Haddad pasó un buen tiempo entre los “jais” del
movimiento Tabligh (¡ah jai, chof, qué te parece!),
participando en peligrosas reuniones.
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