Arduo trabajo el que tiene por delante la Dirección
Provincial del Ministerio de Educación durante el próximo
año. Suyo es el ámbito de competencias en el que la ciudad
autónoma de Ceuta obtiene el suspenso más rotundo en el
Informe Anual de Progreso 2008 del Programa Nacional de
Reformas (PNR), con el que se cierra el primer ciclo de la
implementación en España de la Estrategia renovada de
Lisboa, una serie de medidas para crear en 2010 en la UE el
área económica más dinámica del mundo.
Elevar la tasa de empleo de la población de entre 16 y 64
años al 66%; reducir el abandono escolar prematuro al 15%;
elevar al 12,5% el número de mayores de 25 años que siguen
estudiando; superar el 30% de tasa de escolaridad a los dos
años. Esos son los cuatro objetivos que España incluyó en su
Programa Nacional de Reformas en materia de Educación y
Empleo en el marco de la Agenda de Lisboa, cuyo horizonte
límite es 2010.
El país no ha conseguido aún dos de ellos, los relativos al
abandono escolar y a la formación permanente y, pese a haber
logrado el año pasado superar el de empleo, es más que
probable que la coyuntura económica le haga perderlo.
Aún así, roza los propósitos marcados. Ceuta no. La ciudad
autónoma se queda a 13 puntos de lo deseado en lo que a
volumen de población en edad de trabajar que lo hace se
refiere. Más rotundo es su suspenso en abandono escolar
prematuro. Esta tasa mide el porcentaje de población de
entre 18 y 24 años que no ha completado la Secundaria y ha
dejado de estudiar. El objetivo es que sólo 15 de cada cien
personas lleguen a esa situación, pero en las ciudades
autónomas caen en ella más de la mitad: el 54,8%, según los
datos del Informe Anual de Progreso 2008 elaborado por el
Estado.
Igual o más dramático es su retraso en lo que a tasa neta de
escolaridad a los 2 años (contabilizando sólo el que acude a
centros autorizados por las Administraciones educativas). En
la ciudad sólo estaba escolarizado en 2007 el 7,6% de los
niños con esa edad (el objetivo nacional es el 30%, pues ni
para Ceuta ni para Melilla se marcan retos regionales).
Sólo en formación permanente, la tasa que mide el porcentaje
de población de entre 25 y 64 años que sigue estudiando, las
dos ciudades autónomas mantienen el tipo: el 10,6% de sus
vecinos (más del doble que en 2004) sigue tratando con los
libros, a menos de dos puntos del objetivo.
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