Me refiero al nombre que pueda
llevar el polideportivo que aún está en construcción en el
Recinto.
Desde hace varios meses, en esta columna, y porque creemos
que es el nombre que debe llevar ese polideportivo que, por
fin, su construcción se encuentra en su recta final, hemos
apostado por el de José María Rodríguez Portillo, y hemos
apostado por ese nombre, no porque fuera nuestro amigo, que
lo era, sino porque había contraído méritos suficientes para
que una instalación como esta recuerde a la persona que
inició un camino nuevo para el deporte de Ceuta, sirvió al
deporte y, jamás, se sirvió para su provecho del deporte.
El pasado jueves, me alegró especialmente la información que
nuestro periódico sacaba, con la firma de A. de la Vega, en
la que se decía que el nombre de Rodríguez Portillo suena
fuerte en los primeros sondeos.
Y no puede ser de otra forma, salvo que intereses ajenos a
lo deportivo priven, también, a la hora de dar nombre a una
instalación para practicar deporte.
Antes de nada, debo decir que otro nombre que suena y ha
sonado, el de Guillermo Molina, me parece correcto, pero
Guillermo Molina, un gran deportista en la actualidad, es
aún muy joven, tiene por delante muchos años en la práctica
del deporte y no creo que a estas alturas fuera necesario
que su nombre apareciera en una instalación, como si se le
fuera a jubilar ya en su carrera.
Sé que en el ICD hay un buen número de personas que apuestan
por Rodríguez Portillo y es que ahí saben, los que llevan
muchos años, quien fue el creador del IMD – ahora ICD – y
cual fue su forma de trabajar. Por cierto, para algún
desinformado, nada tengo contra el ICD, eso también lo saben
los que llevan ahí mucho tiempo, pero lo que jamás haré será
alabar las cosas que en esa casa no se deben alabar, y ese
desinformado sabe a qué me refiero, porque los propios de la
casa lo están criticando a diario.
He dicho y diré en el futuro, si no cambian las cosas, que
el ICD no es hoy, ni de lejos, lo que fue en sus inicios el
IMD, y no lo es porque ahora se manejan muchos más fondos
que antes, y no lo es porque en muchos aspectos se ha
profesionalizado tanto que, salvando las distancias, hay más
cargos de dedo que en ciertos ministerios y eso cuesta
dinero, y eso puede llevar a una trasformación total o a la
“desaparición” en su estructura para pasar a algo que hoy no
tendrá a un “Rodríguez Portillo” capaz de ponerlo en
funcionamiento.
Pero volviendo al polideportivo del Recinto, si ya ha
costado Dios y ayuda que se terminen las obras, no sería de
recibo que ahora no se encontrara un nombre digno para esas
instalaciones que serán, estoy seguro, de auténtico lujo.
Es cierto que, como hay muchas federaciones cada una tendrá
su propio nombre y sus clientes asociados. Nosotros no
tenemos, ni siquiera, la posibilidad de votar un día para
ello, pero conociendo el presente y el pasado del IMD, ahora
ICD, nadie nos podrá rebatir que el nombre de su fundador
debe ser uno de los que tengan peso, si es que se trata de
dar nombre a una instalación deportiva, si se buscan otras
cosas, desde aquí, yo mismo retiraría el nombre, porque José
María Rodríguez Portillo fue al deporte, vivió el deporte, y
no comió de él. Desde donde nos esté observando dirá :”en
vaya lío que me está metiendo éste, a mí que no me gustaba
figurar en nada”. Seguro que lo dice.
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