No fue la primera vez; ni
probablemente sea la última aunque, ésta vez, no hubo
simbolismo en la fecha; el 11 de julio de 2006 siete
explosiones en varias estaciones de tren de Bombay (India),
causaban doscientos muertos y casi quinientos heridos. ¿Los
autores?. En principio el extremismo islamista, inspirado
por la red Al-Qaïda, del grupo terrorista paquistaní con
base en Cachemira (territorio bajo soberanía de la India
pero de mayoría de población musulmana) Lashkar-e-Taiba (LET,
“El Ejército de los Piadosos”, fundado en 1986) con apoyo
local, que ya había conseguido asaltar en diciembre de 2001
el Parlamento indio en Nueva Delhi; su fundador Hafez Saeed,
por cierto, abandonó oficialmente el terrorismo implicándose
en la organización humanitaria “Yamaa ud-Da´wah” (JUD), de
inspiración sunní wahabí y muy activa en prestar apoyo a las
víctimas del gran terremoto de octubre de 2005 emn el norte
de Pakistán. No obstante y pese a todos estos indicios, los
servicios de inteligencia indios acusaban a sus homólogos
paquistaníes del ISI de su “planeamiento”, descartando la
hipótesis de Al-Qaïda… Pakistán, por su parte, negaba
indignado la acusación aunque acertando solamente a
balbucear la inexistencia de “pruebas creíbles”…, aceptando
implícitamente con ello que, algún tipo de pruebas, si
parecían tener las autoridades de la India.
Ante la actual masacre terrorista partamos de las
declaraciones del Primer ministro indio, Manmohan Singh:
“Los ataques, bien planeados y orquestados, probablemente
con vínculos externos, tenían la intención de generar un
ambiente de terror al elegir blancos de alto perfil”.
Obviamente; la coordinación demostrada, de índole militar,
la logística necesaria y la selección de los objetivos…
¿está al alcance de cualquier organización terrorista?. No
lo creo; la matanza de Bombay revela una inteligencia
estratégica detrás. Otros tres detalles: primero, la táctica
inusual empleada, asalto tipo “comando” con granadas y
fusiles de asalto “Kalasnikov”, en lugar de colocar bombas
anónimas: segundo y ¿casual? el rango de uno de los
asesinados (Hemant Karkare), jefe de la división
antiterrorista india y, en último lugar, la captura de
rehenes. No parece haber, en este caso, terroristas
suicidas. En todo caso, la acción terrorista no parece haber
concluído y las hipótesis sobre su autoría siguen desde
luego abiertas.
¿Quién ha reivindicado los ataques terroristas…?: un oscuro
grupo virtualmente desconocido llamado los “Muyahidines del
Decán”, probablemente relacionado según la policía india con
el prohibido “Movimiento Islámico de Estudiantes de India” (SIMI)
y su organización matriz, los “Muyahidines Indios”, autores
confesos y con credibilidad de un historial de atentados
terroristas contra objetivos civiles en los últimos dos años
(ciudad turística de Jaipur, Nueva Delhi en septiembre…). Un
matiz: “Lashkar-e-Taiba” (LET), que también ha atentado en
territorio pakistaní (Karachi), se ha apresurado ha
desmarcarse de la masacre de Bombay. Las últimas
informaciones apuntan a la lengua de los terroristas (hindi
y/o urdu), así como que habrían accedido a la populosa
ciudad, procedentes del extranjero, en botes de goma desde
un buque nodriza. Lo dicho: una logística demasiado
compleja. El Gobierno indio, por lo demás, ¿volverá a
conceptuar la condena de los atentados por Pakistán como una
“mera formalidad”…?.
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